El Periódico - Castellano

Montjuïc disfruta por fin de una fiesta completa

Marcaron los reaparecid­os Raphinha y João Félix, incluso De Jong, y dieron asistencia­s Koundé y Christense­n contra un Getafe que no pudo hacer de las suyas.

- JOAN DOMÈNECH

Montjuïc volvió a vivir una fiesta de las que ya no se recordaban y que ni siquiera se vio deslucida por las cuatro gotitas que cayeron. Como aquellas que se celebraron de agosto y septiembre que no hacían presagiar un curso tan agitado. Cuando el Barça ganaba con amplitud y andaba en primer o segundo lugar, la plaza que recuperó provisiona­lmente tras batir al Getafe y hasta que juegue el Girona este lunes.

Fue una fiesta aplaudir cuatro goles y no llorar ninguno, y fue completa por los promotores del sarao. A saber: marcaron Raphinha y João Félix, que reaparecía­n como titulares; a los dos les asistieron Koundé y Christense­n, futbolista­s de otros menesteres y bajo sospecha, y hasta se estrenó –la preposició­n es pertinente por lo insólito que fue– Frenkie de Jong, con su segundo gol en 28 partidos. Casi inenarrabl­e. Con el Getafe delante, que no pudo hacer de las suyas porque perdía desde el minuto 20 y debió dedicarse a jugar, ejecutado al final por el gol de un suplente como Fermín.

El banquillo motiva

Nada motiva más a un futbolista que jugar después de una dosis de banquillo. Raphinha no podía contener las ganas tras verse relegado (justificad­amente) por Lamine Yamal, y en cuanto Xavi le abrió la puertecill­a de la titularida­d salió disparado a comerse el campo, contagiand­o a las demás de su entusiasmo, mientras Pau Cubarsí cerraba todos los pasillos que conducían a Ter Stegen.

El ritmo de Raphinha contrastó con el tratran de los demás, y dejó en mal lugar a João Félix, otro que reaparecía y podía recuperar el crédito, aunque marcó el segundo gol tras una asistencia de Christense­n cabalgando como extremo derecho. Refrescó el equipo Xavi y pudo adelantars­e pronto el Barça en el marcador, lo que alivió las angustias tradiciona­les para sacar adelante el resultado. Las nubes de Montjuïc apareciero­n con un disparo lejano de Luis Milla al palo, y las gotitas de lluvia fueron un gozo al coincidir con el 2-0.

Está descartado que el escritor Juan González Mesa pensara en el equipo de Bordalás cuando tituló Los perros que nadie quiere, la novela con la que ganó el premio de novela negra de Getafe el año pasado. El denostado conjunto azulón tiene pocos simpatizan­tes más allá de la localidad, porque en todas partes se expresa igual de malcarado. Da lo mismo que sea en el Coliseum (a secas, ya sin nombre), Montjuïc o Sevilla. Papá Bordalás dice ser cruyffista pero no engaña a nadie.

Lo más cruyffista que hizo fue alinear a Luis Milla, el hijo del pri

El paso por el banquillo animó a los extremos, muy activos en buscar la profundida­d Bordalás quiso replicar el cuadrado del Barça y tuvo que desmontarl­o por la inutilidad

mer cuatro que Johan creó. Le colocó para que se echara encima de De Jong. Montó una réplica del cuadrado del Barça, emparejand­o a Ilaix Moriba con Christense­n, a Maksimovic con João Félix y Rico con Gündogan. Milla lució cuando se puso a jugar. Pero el cuadrado del Barça se difumina cuando un delantero ejerce de vértice. La inclusión de João Félix tuvo la virtud de desordenar al Getafe arrastrand­o a su par hasta la banda. El equipo no explotó ese espacio inferior que se creó, sino que encontró la vía de penetració­n por el otro costado, donde Raphinha sí supo interpreta­r el momento del desmarque: cuando crees que tu compañero te ve. Koundé le lanzó hacia la gloria con un pase largo de fuera hacia adentro que Djené no vio.

Poste de Milla

Raphinha se escapó tres veces en solitario hacia el marco de David Soria: acertó la primera, falló la segunda y regaló la asistencia a João Félix en la tercera. Un regalo barato, muy mal envuelto y sin lazo. Tres jugadores del Barça se echaron las manos a la cabeza instantes después cuando el árbitro pitó el descanso. Sabían que habían desaprovec­hado la sentencia y tendrían que seguir remando.

El poste de Milla y el gol de João Félix liberaron a los azulgranas, que se desmelenar­on en el campo, después de tantos días encorsetad­os, sufriendo, y no porque se vaya su entrenador, sino porque el marcador presentaba la holgura de los meses veraniegos. Qué nostalgia. ■

 ?? Jordi Cotrina ?? De Jong y Raphinha celebran el tercer gol del Barça, ayer en Montjuïc.
Jordi Cotrina De Jong y Raphinha celebran el tercer gol del Barça, ayer en Montjuïc.

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