El Periódico - Castellano

Ares Lahoz pisa a fondo

- BEGOÑA GONZÁLEZ

La primera mujer campeona de España de autocross ha logrado hacerse un hueco en un deporte eminenteme­nte masculino a base victorias. «A mi padre le preguntaba­n por la calle si de verdad conducía yo. Como si no pudiera compaginar las carreras con llevar tacones e ir maquillada», rememora.

«Estoy cansada de hablar, prefiero conducir», bromea risueña nada más empezar la entrevista en el circuito de Mollerussa. Ares Lahoz, nacida en 1999, fue la primera mujer en ganar el campeonato de España de autocross en 2020, y su carrera no ha hecho más que empezar, pero esta es su primera presentaci­ón a los medios. La joven leridana, hija del siete veces campeón de España de autocross Delfí Lahoz, afronta una temporada 2024 plagada de fechas señaladas en el calendario.

Este año, Ares competirá casi cada fin de semana en una modalidad distinta, alternando la Copa Clio, dentro del campeonato CERT de Rally, el europeo de autocross y algunas competicio­nes sueltas de Rally Raid con el Can-Am para ir preparando su ansiado debut en el Dakar, que será «antes de cumplir los 30».

Esta temporada se ha marcado como objetivo para el campeonato de Europa de autocross acabar entre el ‘top 5’, y en el que será su segundo año en los Rallys, su mayor reto será «aprender a escuchar al copiloto», asegura la piloto de Mollerussa. «Estoy demasiado acostumbra­da al monoplaza y todavía no proceso del todo las indicacion­es de mi compañero. No me gusta que me digan lo que tengo que hacer», bromea.

Ares ha conseguido hacerse un hueco en un deporte eminenteme­nte masculino a golpe de victorias. «La gente sigue sin aceptar al 100% que pueda haber mujeres ganadoras en este deporte. Pero yo cuando me meto en el coche no soy una chica, soy un piloto más», afirma convencida. «Dentro del coche no hay diferencia­s. Una vez te pones el casco, no es un deporte que implique fuerza, sino habilidade­s», explica Ares. Para ella, las carreras han formado parte de su vida desde siempre. «Lo he vivido desde antes de nacer, incluso, cuando mi madre estaba embrazada e iba a ver correr a mi padre».

«He callado muchas bocas»

A pesar de la naturalida­d con la que Ares se desenvuelv­e en la arena, todavía hay quien se sorprende. «He vivido situacione­s desagradab­les en las que se ha puesto en duda mi capacidad para correr con los chicos, pero también he callado muchas bocas ganando carreras», dice orgullosa. «A veces me veían salir del coche y exclamaban: ‘¡Hala, si era un chica!’. Pues claro, yo también puedo ir primera», recuerda.

Sus padres, siempre presentes cuando ella corre, recuerdan haber estado en las gradas de algún campeonato y haber escuchado como todo el mundo ponía el foco en su hija por el simple hecho de ser mujer. «Siempre era un ‘mira, ahora va la chica, a ver cómo lo hace’ y a lo mejor antes habían pasado cinco pilotos más sin que nadie reparara en ellos», asegura.

«A mi padre le preguntaba­n por la calle si de verdad conducía yo. Como si no pudiera compaginar las carreras con llevar tacones e ir maquillada», afirma. «A mí me gusta pensar que el hecho de estar metida en la competició­n ayuda a derribar ciertas barreras en este mundillo y hacer que nuestra presencia sea cada vez más habitual».

Ella ha tenido siempre el apoyo de su familia, que además son propietari­os de la empresa de fabricació­n de coches de autocross Speedcar, pero no siempre quiso correr. «De pequeña no me gustaba. Lloraba cuando veía a mi padre con el coche y no quería venir. Años más tarde quise probar y se lo dije a mi madre. Ella me dijo: ‘¡Corre a decírselo a tu padre, se va a morir de ilusión!’. Y desde entonces no he parado. He tenido mucha suerte. El circuito es mi casa y el equipo es mi familia. Correr es alegría para mí».

Se considera una profesiona­l «híbrida» porque aunque intenta ser todo lo profesiona­l que puede sigue trabajando en la empresa familiar. «Es casi imposible vivir de esto. Es un deporte carísimo», afirma. Por el momento, Ares se encarga del departamen­to de ventas internacio­nales de la empresa familiar, pero asegura que si no fuera piloto, hubiera seguido con su carrera de maestra. «Estudié para ser profesora. Me encantan los niños».

Para el futuro la piloto catalana lo tiene muy claro: «Lo que me aparta del Dakar por ahora es el presupuest­o». «No quiero conseguir el dinero para ir un año ir y poder decir que lo he hecho y ya está. Yo quiero conseguir un apoyo que me permita una continuida­d. Al final, el primer año es prácticame­nte para ver qué es y adaptarte y yo quiero ser competitiv­a», zanja.

■ fo de nuevo. Un parcial de 15-1 en el último cuarto acabó condenando a la selección, que se jugará el pase al Europeo en la siguiente ventana FIBA, con dos partidos ante Eslovaquia en noviembre. Al clasificar­se tres de los cuatro equipos del grupo, la situación dista de ser dramática, pero es necesario reaccionar.

Ricky, cuatro puntos

Apenas 13 minutos jugó Ricky Rubio, que estuvo lejos de su mejor versión. El base de El Masnou, que anotó 11 puntos en su retorno en Zaragoza, sumó ayer 4 (todos desde el tiro libre), además de 4 rebotes y 3 asistencia­s. Los azulgranas Brizuela (14 puntos) y Parra (10) fueron los máximos anotadores.

«Cuando me meto en el coche no soy una chica, soy un piloto más», afirma la leridana

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@Eduvisuals / Davsot Management Ares Lahoz, durante la presentaci­ón de la temporada 2024 en el circuito de Mollerussa.
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Frederic Sierakowsk­i / Efe Ricky Rubio, ayer.

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