El Periódico - Castellano

Un Vingegaard sin piedad atiza en la tempestad gallega

El doble vencedor del Tour se lleva todas las etapas del O Gran Camiño, como hizo en 2023, y muestra ya en febrero su candidatur­a para volver a reinar en París.

- SERGI LÓPEZ-EGEA

El avión no podía sobrevolar los montes de Pontevedra porque circulaba a ras del suelo y montado sobre una bici. En la peor tempestad que los lugareños recordaban, un azote de viento y agua, un tormento pedalear en estas circunstan­cias, un corredor surgido del frío y acostumbra­do en su Dinamarca natal a entrenar bajo estas circunstan­cias, de nombre Jonas Vingegaard, dos Tours lo contemplan, se impuso en el O Gran Camiño, la ronda gallega, atizando a todos, como hizo el año pasado, para comenzar el curso ciclista demostrand­o que aparte de la ronda francesa lo quiere ganar todo.

A Jonas Vingegaard, al que realmente habría que denominar a partir de ahora como Vingegaard Hansen, porque amparándos­e en la ley danesa ha incorporad­o a su apellido el de su mujer, solo disfruta ganando como ha demostrado en Galicia. La emergente carrera ciclista ha disputado estos dos últimos años ocho etapas. Dos de ellas no han contado en la general porque una se canceló por la nieve y la otra se corrió sin tiempos, pero las otras seis, tres en 2023 y otras tres en 2024, las ha ganado Vingegaard y, en los seis casos, sometiendo sin contemplac­iones a todos los rivales, a los que no ha dado ni un soplo de libertad, mucho peor que el viento que ha ido soplando en los cuatro días en los que se ha corrido el O Gran Camiño.

Al 80% de forma

Dicen en el Visma, su equipo, hasta el año pasado Jumbo, que aún está al 80% de su capacidad física, porque todavía es febrero y porque le aguarda un final de invierno y principio de primavera, con dos carreras, Tirreno-Adriático e Itzulia. Solo hay dudas de que pueda ganar la ronda vasca porque allí se han apuntado Primoz Roglic y Remco Evenepoel –en Euskadi se frotan las manos– y el triunfo lo tendrá un poco más apurado.

En Galicia se ha paseado entre árboles que se movían como si no quisieran seguir enganchado­s a las raíces y con los paraguas que se giraban del revés derrotados por la fuerza del viento. A él le ha dado igual, como si hubiese hecho 20 grados y el día invitase a salir en bici. Atacó en Lugo, en Ourense y en Pontevedra, y solo se tomó el inicio

El astro atacó en Lugo, Ourense y Ponteveder­a; solo se tomó el inicio de A Coruña con calma

de A Coruña en paz y tranquilid­ad porque la contrarrel­oj no servía para la pelea por la general debido al viento casi huracanado y se tomó el día casi en plan cicloturis­ta.

Los rivales

Quien ha tratado de seguirlo, ha sucumbido en el intento. Nada de nada, casi un honor aguantarle unos metros y sentir su aliento. «Me pasó como una moto», decía este domingo el corredor catalán David de la Cruz en la salida de Puentearea­s, localidad famosa en términos ciclistas porque allí nació Álvaro Pino, ganador de la Vuelta de 1986. Sucedió el penúltimo día de carrera, el sábado, cuando Vingegaard superó a los fugados, entre ellos el corredor de Sabadell, camino de su segunda victoria.

Ha dado igual que en Galicia estuvieran ciclistas como Richard Carapaz, todo un campeón olímpico y ganador del Giro, o corredores como el andaluz Carlos Rodríguez, todavía muy verde de forma en esta época del año. Ha tenido, eso sí, una mención especial Egan Bernal, un Tour y un Giro en su zurrón, porque el corredor colombiano, tercero en Galicia, no había pisado un podio desde que casi se mata cuando chocó con la parte trasera de un autobús mientras entrenaba en su país, en enero de 2022.

Logró la tercera plaza en O Gran Camiño por detrás, cómo no, de

Vingegaard y de Lenny Martínez, 20 años, la nueva esperanza del ciclismo francés, hijo y nieto de ciclistas. Su padre, Miguel Martínez, fue medallista olímpico de bicicleta de montaña en Atlanta y Sídney. Su abuelo es Mariano Martínez, contemporá­neo de Eddy Merckx y Luis Ocaña, al que se le conoció en España como El francés de Burgos.

La cara más agresiva

Vigengegaa­rd fue todo un espectácul­o para una Galicia que mostró su cara más agresiva de mal tiempo, y que obligó este domingo a recortar la última etapa por el peligro de los descensos. La temporada ciclista no ha hecho más que empezar, pero el espectácul­o con Vingegaard (y seguro que con Tadej Pogacar que debuta el próximo 2 de marzo en la Strade Bianche, en la Toscana) está servido.

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Luis Ángel Gómez / Efe Vingegaard celebra su triunfo en la última etapa de la ronda gallega.
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