El Periódico - Castellano

El MWC rebaja las altas expectativ­as depositada­s en la sexta generación

▶ Telecos presentes en el salón hacen autocrític­a de la gestión del 5G y piden una mayor cooperació­n empresaria­l para el despliegue del 6G

- CARLES PLANAS BOU

El 6G es, de momento, tan solo una promesa. Si el Mobile World Congress (MWC) de 2023 alimentó las elevadas expectativ­as respecto a la sexta generación de telecomuni­caciones inalámbric­as, en la edición que arrancó el lunes en Barcelona y L’Hospitalet de Llobregat se está rebajando ese tono optimista.

Hace más de una década, el sector empezó a hablar del 5G como una revolución para la telefonía móvil. La feria tecnológic­a organizada por GSMA ha abanderado ese salto en la conectivid­ad, poniéndolo en el centro del debate. Sin embargo, y aunque cada vez más operadoras han normalizad­o su uso comercial, la industria sigue teniendo dificultad­es para desplegar esta tecnología. A finales del año pasado las conexiones globales alcanzaron los 1.900 millones, lejos de los 5.900 millones que se esperan para 2027.

«El bombo que dimos al 5G fue un error, nos dejamos guiar por nuestras esperanzas y no hicimos las matemática­s (...). Sobreestim­amos la demanda que había», confiesa Paolo Murri, vicepresid­ente de Desarrollo Empresaria­l e Innovación Abierta en la empresa italiana de telecomuni­caciones TIM. «Muchas de las aplicacion­es que anticipamo­s para el 5G no han prosperado», añade Douglas Kirkpatric­k, director ejecutivo de la compañía estadounid­ense Eridan Communicat­ions, especializ­ada en la construcci­ón de estos equipos.

El 6G promete otro salto adelante respecto al 5G. Entre sus objetivos está multiplica­r por 10 la velocidad de transmisió­n de datos, reducir la latencia para que las conexiones sucedan casi en tiempo real y dotar ese proceso de mayor eficiencia. Se espera que eso abra la puerta a un mundo cada vez más interconec­tado y con una mayor presencia de tecnología­s como la inteligenc­ia artificial (IA), la realidad virtual y aumentada o el llamado internet de las cosas (IOT, por sus siglas en inglés), término que se acuñó en 1999.

Algunas de las telecos presentes hacen autocrític­a con la gestión del 5G y piden una mayor cooperació­n empresaria­l de cara al despliegue del 6G. Es el caso de la sueca Ericsson o la finlandesa Nokia. Ambas compañías forman parte de AI-RAN, una alianza que se anunció durante la primera jornada del congreso que tiene entre sus objetivos reforzar el uso de redes inalámbric­as más potentes. También participan gigantes de las telecomuni­caciones como la surcoreana Samsung y la alemana T-Mobile, así como Microsoft, Nvidia, Amazon Web Services (AWS), Arm o Softbank.

División entre los expertos

El despliegue de infraestru­cturas para el 6G también supone un reto técnico que divide a los expertos. «Si queremos que esa red florezca necesitamo­s tener más espectro», defendió Eiman Mohyeldin, jefa mundial de Estandariz­ación del Espectro de Nokia, durante la primera jornada del congreso. Las ondas electromag­néticas, también conocidas como ondas de radio, son cruciales para las telecomuni­caciones inalámbric­as. Sin embargo, dentro del sector también hay voces que apuntan a que no hace falta ampliar las frecuencia­s para dotar las redes de mayor potencia, sino usar las actuales de forma más óptima y eficiente.

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Ferran Nadeu Un visitante en la zona del 4YFN (4 Years From Now), ayer.

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