El último que apague la luz
«Respondemos con nuestro patrimonio y, por tanto, somos los primeros que deseamos que el club vaya bien. Yo soy el único que tiene el club en la cabeza y no necesito a nadie más para gestionar el Barça. Hemos creado una gestión horizontal, donde cada director general de área despacha conmigo». Esa es la respuesta que siempre da Joan Laporta al que ose preguntarle cómo es posible que el Barça sea, no ya el único club del mundo que no tiene ni CEO ni director general, sino la única compañía de 1.000 millones de presupuesto que se gestiona como una mercería.
Laporta ha perdido por el camino, como pocos, a 16 de sus 20 mejores profesionales y ejecutivos. Él insiste en que eso no es cierto. Bueno, insiste en que el Barça sigue teniendo a los mejores profesionales en cada una de las áreas.
Lo dice y nadie se lo cuestiona. Anestesiado el soci, reducida la presencia a la mínima expresión en Montjuïc, indiferentes los dueños del club, el Barça ha perdido a su primer vicepresidente económico, a la única persona que tenía un plan estratégico en la cabeza; al CEO magistral, dicen, del Power Point; a su director comercial; al responsable del Área Digital; al secretario técnico; al director deportivo; al responsable de la gloriosa sección de fútbol femenino; al director ejecutivo del Espai Barça; al directivo responsable del Espai Barça; al director de gestión del Área de Fútbol; al director de venta del Estadio, Tour, Hospitality y Ticketing y, pronto, dicen, a la directora corporativa.
¿Conocen alguna compañía, alguna empresa que, en poco más de dos años, pierda a sus mejores profesionales? ¿Conocen alguna «empresa familiar multinacional» como define Laporta al FC Barcelona, que pueda soportar una sangría de este calibre? Mucho peor: ¿Conocen a unos propietarios y/o accionistas que mantuviesen en sus puestos, en el staff ejecutivo de esa empresa, a los máximos responsables de esta desbandada?
«Yo salí de allí corriendo y como me dieron un buen trato al salir, pensé que no hablaría, que no contaría nada de lo que vi, oí e hicieron, pero ya he empezado a ayudar a la gente que empieza a preparar el cambio», me dijo uno de los 16 que se han ido.
«Yo hace tiempo que le juré a mi