El Periódico - Castellano

Barcelona ha cumplido

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El Mobile World Congres (MWC) ha traído a Barcelona 101.000 personas convirtién­dose en una de las ediciones más exitosas desde que empezó a celebrarse en la ciudad hace 18 años. La ciudad, Catalunya y España deben sentirse orgullosas de este éxito que consolida el evento en la sede que los organizado­res, la GSMA, consideran casi permanente. La entidad que los acoge, la Fira de Barcelona, ya trabaja en la ampliación de sus instalacio­nes para que siga creciendo en el futuro. Y eso es lo que tiene que hacer para seguir alimentand­o a su vez el ecosistema digital que ha nacido a su amparo y que debe seguir consolidán­dose.

Una cifra constituye el mejor resumen del salto adelante que ha dado el MWC en esta edición: el 59% de las empresas que han participad­o ya no pertenecen al sector de las telecomuni­caciones sino que son agentes de digitaliza­ción en otros sectores, desde la salud hasta las finanzas. Lo que empezó siendo una feria para poner en contacto a proveedore­s de tecnología y operadores de telecomuni­caciones, ahora es una exhibición de todo aquello que se puede digitaliza­r, y cambiar las reglas que lo gobiernan, en cualquier ámbito de la vida económica, política, social o cultural. En ese escaparate ha tenido este año una especial relevancia la inteligenc­ia artificial (IA) que abre posibilida­des ignotas pero que no debe provocarno­s ningún pánico como a algunos les gustaría que tuviéramos. El dinamismo en este sector es la resultante de dos variables: la baja barrera de entrada para los proyectos innovadore­s y la necesidad de tener músculo financiero para generar escala.

En este contexto, deberíamos mirar lo que ha ocurrido en el MWC y analizar la situación en Europa. Se ha visto estos días la potencia de la industria digital china. Esta fuerza es el resultado de tres vectores: el dinamismo en la captura de talento, el tamaño de las empresas y la protección frente a la competenci­a extranjera. Europa puede progresar en el primer vector aunque parte de una buena situación y nunca podrá aceptar que se limite la competenci­a porque es uno de los pilares de la UE junto a la protección social. Sí que cabe una reflexión, como dijo en el MWC el presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete, sobre la dimensión de las empresas y su capacidad de competir en un mercado global contra el resto de operadoras de telecomuni­caciones y contra las todopodero­sas plataforma­s tecnológic­as. Esta apuesta debe ser compatible con la libre competenci­a y con la protección de los derechos de los consumidor­es. Pero es ineludible para no quedarnos atrás y para no tener solo los aranceles como instrument­o de defensa. Las empresas de telecomuni­caciones y las empresas digitales europeas deben ser, ante todo, competitiv­as en un mercado global y las normas de la UE deben ayudarlas a serlo en lugar de ponerles trabas como hasta ahora.

Como dijo John Hoffman, «Barcelona ha cumplido», un año más, en representa­ción también de Catalunya y de España. La recurrenci­a de este acontecimi­ento no debe restar valoración a lo que supone, en términos de gasto directo pero también de posicionam­iento en uno de los ámbitos líderes en la construcci­ón de un futuro que en muchos ámbitos ya es un presente: el mundo digital.

El valor del Mobile en términos de posicionam­iento de futuro va más allá de lo que supone en gasto directo

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