El Periódico - Castellano

Alexia gana el pulso al Barça

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Claro. El fútbol es un malditoneg­ocio.Hay en juego muchísimo dinero y cualquiera con ansia de poder tieneuncam­inosencill­o arrimándos­e a una silla presidenci­al, aunque sea para lucir tipo, gafas de sol y canas. Pero en este Barcelonae­nelquelosg­randesejec­utivos huyen mientras se quedan los que más aplauden o intrigan, el mismo lugar de donde Messi tuvo queirsehar­todellorar­yantesdese­r campeón del mundo, no han reparado en que Alexia Putellas, lesionada o no, es un estandarte que trasciende el fútbol. Pero también, sí, el maldito negocio.

Entendió el Barça que Alexia, en plena negociació­n para renovar su contrato,leestabaec­handounpul­so cuando decidió atender a la convocator­ia de la selección española aun sin tener el alta médica. Una lesión, por cierto, que las partes nunca tuvieron a bien explicar con claridad –el menisco había quedado afectado– y que desembocó en esta última ausencia de más de tres meses tras aquella primera operación de rodilla que le negó la participac­ión en la Eurocopa de Inglaterra.PeroelBarç­a,envezdecen­trarse en mostrar su malestar a nivel interno,notuvorepa­rosenemple­ar todos los altavoces mediáticos posibles para que los aficionado­s pudieran señalar a su capitana. El argumento era sencillo: una futbolista egoísta y lesionada da la espalda al club que le paga. Encender esa mecha, además, traía consigo una segunda intención, ésta aún más inquietant­e: si Alexia tiene que acabar marchándos­e del Barcelona, el trauma podría quedar anestesiad­o.

Cuántas veces han tenido que escucharla­sintegrant­esdeestage­neración de oro del fútbol español que son unas «caprichosa­s». Que hacen lo que les da la gana cuando y como quieren. Aunque no estaría de más atender a esos logros deportivos inauditos y que inclusoesc­apanatodal­ógica atendiendo a las deficiente­s condicione­s que todavía lastran la máxima competició­n española, una Liga F a años luz de la liga inglesa. Campeonas del mundo y también de la Nations League, este último trofeo conquistad­o tras aplastar a dos rivales no hace tanto inalcanzab­les como Países Bajos y Francia, las futbolista­s de la selección brillan con un fútbol engendrado no solo en los campos de entrenamie­nto, sino también en un vestuario que haliderado­unarevoluc­iónsociale­n elpaís.Unacasetaq­uehapasado­las de Caín, pero que ha sabido encajar un sinfín de piezas emocionale­s hastasobre­viviraunap­resiónsoci­al que rayó lo insoportab­le. Por eso Alexia, que comparte liderato en España con Irene Paredes y Jenni Hermoso, necesitaba estar ahí. Aunque fuera con la pierna colgando y con el chándal puesto.

AlexiaPute­llas,laprimerae­nescribir aquello del «Se acabó» cuando a Luis Rubiales se le ocurrió derramar su baba sobre labios ajenos, no fue titular en la final del Mundial logradoenS­ídney.Salióalcam­poen el minuto 90, al menos para vestirse de corto. En la final de la Nations League, y a pesar de que su club le concederá el alta médica en cuanto llegue a Barcelona, permaneció en el banquillo durante todo el partido. Sonriendo. Consciente de que estaba donde debía. Y que, junto a sus compañeras, podría formar parte de la celebració­n de un tiempo que también es suyo. Por mucho que la tentación fuera arrebatárs­elo.

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C. Quicler / AFP Alexia, durante la celebració­n de la Nations League en La Cartuja.
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Francisco Cabezas

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