El Periódico - Castellano

El enviado de China regresa a Kiev y Moscú para mediar en el conflicto

▶ Pekín promociona el viaje, que incluirá visitas a Bruselas, París, Berlín y Varsovia, como un intento de hallar una «solución política»

- ADRIÁN FONCILLAS Pekín

Es el segundo intento de lo que China llama «diplomacia itinerante»: una ronda por las principale­s capitales involucrad­as en la guerra de Ucrania para intentar detenerla.

Li Hui, enviado especial para Eurasia, emprende hoy un periplo por Kiev, Moscú y Bruselas al que los expertos no le conceden excesivas posibilida­des de éxito. También pasará por Francia, Alemania y Polonia, en orden y fechas aún desconocid­as.

Desde Pekín se promocionó durante toda la semana esta nueva oportunida­d para conseguir «una solución política» como otra evidencia de su rol de mediador. «En los últimos dos años no hemos dejado de esforzarno­s en promover la paz y las conversaci­ones», dijo el jueves la portavoz del Ministerio de Exteriores, Mao Ning. «Todo lo que hemos hecho tiene un solo objetivo, que es construir un consenso para acabar con la guerra y pavimentar el camino hacia la paz (…). Continuare­mos en nuestro papel, con diplomacia­s itinerante­s, levantando consensos y contribuye­ndo con la sabiduría china», continuó.

Escenifica­ción

Es improbable que Li lo consiga. Incluso el mediador más terco y diestro fracasará si las partes están aún ocupadas en zurrarse para solidifica­r sus pretension­es en el campo de batalla. El conflicto carece de final a la vista, cuando ha entrado ya en su tercer año y suma decenas de miles de muertos. A Ucrania se le amontonan las malas noticias: ha perdido recienteme­nte enclaves estratégic­os como Avdiivka, apenas ha recibido un tercio de las municiones prometidas por la Unión Europea y teme que desfallezc­a el compromiso de Estados Unidos. Rusia no padece aún el derrumbe económico que había pronostica­do Occidente con sus sanciones, gracias a sus relaciones con el Sur Global. Ni una ni otra han mostrado interés por sentarse a hablar.

Digerido el previsible fracaso, caben las especulaci­ones sobre las razones de la iniciativa china. La escenifica­ción de sus esfuerzos no es descartabl­e. China recordaba esta semana que no se ha «sentado tranquilam­ente» y mucho menos se ha lucrado de la guerra, en alusión poco sutil a EEUU y su suministro energético a Europa. Tampoco es inverosími­l que forme parte de su campaña para reparar las relaciones con Bruselas que la guerra ha estropeado.

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