El Periódico - Castellano

«Los que nos dedicamos al cine de animación somos unos insensatos»

- EDUARDO PARRA

— Con Buñuel en el laberinto de las tortugas llegó al Festival de Málaga. Para muchos fue la película que debió ganar aquella edición. Hoy otra película de animación suya se vuelve a presentar en el certamen y, además, como cinta inaugural...

— A Juan Antonio Vigar [director del Festival de Málaga] le dije que estoy creando una tradición y que voy a tener que estrenar todas mis películas en el festival. «Pobre de ti si no lo haces», me dijo. La verdad es que todos los que hemos formado parte de esta historia estamos encantados de que después de dos pandemias, la china y la española, podamos estrenarla en Málaga.

— Ha saltado de contar una historia española, extremeña, las Hurdes, con un personaje conocido como Buñuel, a sumergirse en una historia china de dragones. Ese cambio, ¿a qué se debe?

— Bueno, yo llevo 35 años trabajando en la animación, la mayor parte de ellos en series comerciale­s, así que mi ámbito natural más bien sería este, el de Dragonkeep­er. Con Buñuel en el laberinto de las tortugas me propuse buscar mi propio lenguaje, mi propia voz... Pero me sirvió para esta cinta, me sirvió para afrontar esta superprodu­cción de otra manera. Aunque la película sea comercial, no dejo de encontrarl­e cosas de Buñuel y de lo importante que ha sido para mí a la hora de afrontar estas nuevas historias.

— Porque Dragonkeep­er es una trilogía.

— Sí, la trilogía de Carole Wilkinson está escrita y tenemos los derechos sobre las novelas.

— Es una película de animación con un personaje que nada tiene que ver con la animación a la que estamos acostumbra­dos. Supongo que fue una de las decisiones más difíciles, la apariencia de los personajes en pantalla.

— Sí, queríamos explorar una innovación mucho más realista, diría que más sutil y minimalist­a. Hemos evitado caer en la animación típica

Por primera vez, el Festival de Málaga se inauguró ayer con una película de animación, ‘Dragonkeep­er’, una coproducci­ón entre España y China dirigida por el barcelonés Salvador Simó (‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’) y que adapta la primera de la saga de seis novelas de Carole Wilkinson.

de Pixar, en la que las expresione­s ocupan mucho espacio; para nosotros era importante la sutileza, es algo que creemos ayudará a la audiencia a conectar mejor con los personajes. No queríamos dar toda la informació­n a la audiencia. Lo importante es hacer que el espectador vea que los personajes están vivos, que piensan por sí mismos pero, al mismo tiempo, eso es lo más difícil. Hoy puedo decir que el trabajo que se ha hecho en esta película es de lo mejor que se ha hecho en

España nunca, algo brutal hecho por españoles.

— La película es en ocasiones muy dramática, ¿demasiado para un público infantil?

— Todos somos consciente­s de ello.

Pero a los niños hay que tratarlos de una manera más respetuosa porque son personas muy inteligent­es, capaces de distinguir las cosas. Hoy en día los niños ven un telediario donde hay mucha más violencia, una serie de Netflix donde hay muchísima más dureza... También ahora en las películas de animación hay una cierta dureza, pero es que es la realidad. Yo creo que precisamen­te eso hace que la audiencia conecte, porque no le estás suavizando nada, le estás contando las cosas como son. Evidenteme­nte dentro de los límites, pero los niños ya saben que en la Antigua China se trataba la gente así. No hay que esconderlo, tenemos que ser consciente­s de lo que ha pasado, precisamen­te para que no vuelva a ocurrir.

— Es una película de animación sobre dragones que no echan fuego contándono­s una historia clásica mitológica china codirigida por un grupo de animadores españoles. Un proyecto así debe de tener una producción muy especial.

— La verdad es que esta película tiene personalid­ad propia, es una coproducci­ón entre España y China, un país que no tiene muchos convenios bilaterale­s de producción pero sí con España. Toda la producción china, incluida la dirección, era un trabajo de asesoramie­nto cultural protegiend­o un poco la esencia de su propia cultura. La realizació­n puramente cinematogr­áfica de la película era parte nuestra.

— Dragonkeep­er se lanza casi coincidien­do con la reciente nominación al Oscar de Robot Dreams. La animación española está viviendo un momento dulce...

— Veremos Robot Dreams compitiend­o en los Óscar contra películas de presupuest­os increíbles. Si vieran en Hollywood el presupuest­o de Robot Dreams se caerían al suelo, y estamos ahí, con americanos y japoneses. La verdad es que un tipo de trabajo como es la animación, cuyos resultados no son visibles hasta cuatro años después de comenzarlo en el mejor de los casos, hace que seamos personas insensatas [Ríe]. Pero la animación es muy importante, es lo que está llenando las salas otras vez.

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Daniel Pérez / Efe Salvador Simó, ayer en Málaga.
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