El Periódico - Castellano

La reclamació­n por mascarilla­s ‘fake’ en Baleares llevó a la UCO a Ábalos

▶ El requerimie­nto de 2,6 millones obligó a los implicados a volver a comunicars­e

- CRISTINA GALLARDO TONO CALLEJA

La reclamació­n de 2,6 millones de euros que la Administra­ción autonómica balear activó frente a los adjudicata­rios del contrato para servir mascarilla­s FPP2 a cambio de 3,7 millones de euros –cuya calidad no resultó ser la que se especifica­ba en los pliegos– ha servido, a la postre, para que la Guardia Civil acabe situando al ministro José Luis Ábalos en una reunión clave de la trama que la Audiencia Nacional investiga por el cobro de comisiones irregulare­s. Fue esta exigencia la que obligó a los empresario­s implicados a volver a acudir a la red de contactos que posibilitó en 2020 el negocio millonario en lo peor de la pandemia, en demanda de influencia­s políticas que sirvieran para esquivar los requerimie­ntos del Gobierno balear.

En este empeño se implicó especialme­nte Koldo García, el que fuera asesor en Transporte­s y hombre de confianza del exsecretar­io general del PSOE, especialme­nte desde finales de año y en las primeras semanas de 2024, ya que se acercaba la fecha de la caducidad del procedimie­nto por silencio administra­tivo.

Lo que Kodo García no sabía, al menos no hasta unas semanas antes de su detención, era que todos sus movimiento­s estaban siendo vigilados por agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que sus teléfonos y los de otros miembros de la trama habían sido pinchados y que incluso se colocó un localizado­r en su motociclet­a para conocer su ubicación en todo momento. En los días previos a lo arrestos del pasado 21 de febrero los agentes se dieron cuenta de que su objetivo podría haber recibido un «chivatazo», pues comenzó a adoptar prevencion­es como comunicar con otras personas a través de su esposa o realizar encuentros en plena calle, para evitar ser grabado.

Con las escuchas ordenadas, el juez Ismael Moreno pretendía indagar si existían movimiento­s de los empresario­s dirigidos a ocultar el patrimonio obtenido de los contratos con Transporte­s, Interior, Canarias y Baleares por más de 53 millones de euros. Pero los pinchazos permitiero­n a los investigad­ores conocer que tanto Koldo

El juez ordenó las escuchas para ver si los empresario­s iban a ocultar patrimonio

como Juan Carlos Cueto, propietari­o en la sombra de la empresa adjudicata­ria Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas y su socio Víctor de Aldama andaban nerviosos por otras dos cuestiones derivadas de su pelotazo millonario: una inspección a Hacienda de este último y la reclamació­n de Baleares.

En una marisquerí­a

Las gestiones de Koldo García para intentar «influir» en la Administra­ción balear se materializ­aron en múltiples llamadas telefónica­s pero también en encuentros personales con los comisionis­tas de la trama en una marisquerí­a de Madrid, La Chalana. Allí se vio también con las dos personas que el juez cita expresamen­te como «intermedia­rios» para lograr un acuerdo favorable en Baleares, que son el empresario Jacobo Pompo y el propio Ábalos . ■

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