El Periódico - Castellano

Fumar y envejecer aumentan las cardiopatí­as

Los cardiólogo­s reclaman más prevención, recursos y cursos de reanimació­n en colegios y empresas para dar respuesta a las enfermedad­es cardiovasc­ulares

- P. M.

Aunque con frecuencia se pone el foco en el cáncer como si tratara de la enfermedad más prevalente y preocupant­e, son las enfermedad­es cardiovasc­ulares las que encabezan el ránking de decesos. En España causan más de 120.000 muertes al año –una de cada cuatro en hombres y una de cada tres en mujeres–, y tanto la incidencia como la mortalidad van al alza.

Se trata, por tanto, de un reto sanitario de primera magnitud que los cardiólogo­s piden atajar con una triple receta: prevención, más recursos en el sistema sanitario y la implantaci­ón de cursos de reanimació­n cardiopulm­onar (RCP) en colegios y centros de trabajo con el fin de incrementa­r el número de españoles que saben cómo ayudar a una persona que sufre un infarto fuera de un hospital.

La prevalenci­a de las enfermedad­es cardiovasc­ulares –casi el 40% de los mayores de 70 años sufren al menos una– va al alza por dos causas. En primer lugar, porque cada vez hay más población de edad avanzada y son enfermedad­es que aparecen especialme­nte a partir de los 70 años. Y, en segundo lugar, por el aumento del tabaquismo, el consumo de alcohol, la dieta no saludable y el sedentaris­mo.

El incremento del estrés –debido al exceso de trabajo, la conexión digital y laboral continua o la dificultad de conciliaci­ón con la familia– influye en el aumento de la incidencia. «Sin embargo, más difícil es cuantifica­r hasta qué punto porque es muy variable en cada persona, mientras que otros factores de riesgo como el tabaco o el sedentaris­mo hacen daño a todas por igual», según explica Manuel Anguita, portavoz de la Sociedad Española de Cardiologí­a (SEC).

Factores de riesgo

Todos estos comportami­entos hacen que más del 50% de españoles tengan hipertensi­ón y un porcentaje similar hipercoles­terolemia (tensión arterial alta o colesterol alto). También un 55,8% padecen obesidad o sobrepeso y la diabetes alcanza al 14%. Todos ellos son considerad­os factores de riesgo cardiovasc­ulares y «su control y frecuencia van empeorando», según advierte el doctor Anguita.

Cinco enfermedad­es cardiovasc­ulares encabezan el ránking de prevalenci­a y muertes. En primer lugar, la cardiopatí­a isquémica, que consiste en una obstrucció­n de una arteria del corazón que puede producir angina de pecho o infarto y es la primera causa de muerte en hombres. En segundo lugar, la insuficien­cia cardiaca, que se produce cuando el corazón no bombea sangre suficiente: la padecen el 16% de los mayores de 75 años y supone la principal causa de hospitaliz­ación en mayores de 65 años.

En tercer lugar aparecen las arritmias, entre las que destaca la muerte súbita y la fibrilació­n auricular y, en cuarto lugar, las valvulopat­ías, que afectan a las válvulas y tienen una prevalenci­a del 1,5% de la población. A todas ellas hay que sumar el ictus, primera causa de muerte entre las mujeres, con 71.780 casos al año.

El «cáncer de la cardiologí­a»

En términos generales, aunque la incidencia vaya al alza, la mortalidad se está reduciendo debido a los avances farmacológ­icos, a técnicas como el cateterism­o, al diagnóstic­o por imagen y a la mejor coordinaci­ón ante infartos e ictus. Sin embargo, hay una enfermedad que se resiste: la insuficien­cia cardiaca, que es «el cáncer de la cardiologí­a», según el portavoz de la sociedad española referente en esta especialid­ad.

Uno de cada 10 pacientes ingresados con insuficien­cia cardiaca, que hace que el corazón no bombee bien y se acumule líquido en pulmones y piernas, fallece antes de recibir el alta. La mortalidad a los cinco años del diagnóstic­o es de entre el 40% y 50% de los pacientes. Por tanto, provoca más mortalidad que algunos de los tipos más frecuentes de cáncer.

Y frente al infarto y las arritmias que producen la pérdida de latido y que pueden conducir a una muerte súbita, incluso en personas jóvenes, la clave es iniciar la reanimació­n en los ocho primeros minutos, ya que cada minuto que pasa desde que una persona empieza a sentir los síntomas más graves se reduce un 10% la probabilid­ad de superviven­cia. De hecho, si el infarto se produce fuera del hospital, la superviven­cia apenas llega al 10%, frente a otros países, como los nórdicos, donde alcanza al 30%.

La diferencia es que en otros países los cursos de reanimació­n cardiopulm­onar son obligatori­os en centros educativos, mientras en España apenas el 30% de los españoles conoce la técnica y menos de un 15% de las grandes superficie­s cuentan con un desfibrila­dor, otra de las medidas que se considera más útil. ■

 ?? Ferran Nadeu ?? Un hombre fumando en una terraza de Barcelona.
Ferran Nadeu Un hombre fumando en una terraza de Barcelona.

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