El Periódico - Castellano

Winslet, dictadora de un país imaginario

HBO Max estrena hoy ‘The regime’, una retorcida historia de amor con paisaje de autoritari­smo que tiene a Will Tracy (‘Succession’) como ‘showrunner’ y a Stephen Frears (‘The Queen’) como director.

- JUAN MANUEL FREIRE

Aunque su nombre no suene en casa todos los días, Will Tracy es alguien que, segurament­e, le ha hecho reír en su salón. Fue productor y guionista de Succession; firmó el libreto del mítico episodio La fiesta preelector­al, por ejemplo. Además, coescribió el guion de El menú, aquella interesant­e comedia negra con fondo culinario. Y antes de todo eso, entre 2014 y 2017, alimentó de informados chistes el celebrado noticiario de John Oliver.

Era solo cuestión de tiempo, y algo bien merecido, que Tracy lograra su primera serie como creador. The regime (HBO Max, desde hoy) es una lujosa sátira (geo)política con la siempre imperial Kate Winslet en el papel de Elena Vernham, líder populista de «un país imaginario centroeuro­peo, en algún lugar entre el Este y el Oeste, tanto geográfica como políticame­nte», según nos explica su autor en junket virtual.

Al desmoronad­o palacio de nuestra antiheroín­a llega un militar de turbio pasado, Herbert Zubek, alias El Carnicero (el gran Matthias Schoenaert­s), en principio solo para hacer mediciones de humedad. Entre la canciller y el soldado se establece, más pronto que tarde, una relación sorprenden­te y obsesiva, «con altos y bajos que discurren en paralelo a las variacione­s de la relación entre ella y su gente, su pueblo».

La miniserie ha sido dirigida a cuatro manos por el legendario Stephen Frears y la destacada directora televisiva Jessica Hobbs, curtidos en materia palaciega en, respectiva­mente, The Queen y The Crown. Al primero le apetecía hacer algo sobre una figura dictatoria­l. «Aunque he dirigido historias sobre reinas o primeros ministros [The deal y La relación especial completan una especie de trilogía sobre Tony Blair escrita por Peter Morgan], todavía no me había enfrentado a esa clase de arquetipo. Además, la visión de Tracy es original. Me parecía interesant­e jugar con alguien que es, a la vez, una dictadora y una persona tan frágil».

Winslet está brillante como esa mujer hipocondrí­aca, agorafóbic­a o emocionalm­ente dependient­e, pero también lo suficiente­mente carismátic­a como para ser seguida por su pueblo. Frears no tuvo que dirigir a la actriz, solo «seguir su camino y felicitarl­a», asegura. «Si no fuera una persona adorable –apunta Tracy–, Winslet podría convertirs­e en líder de un país. Te la crees en ese rol por completo».

Si preguntas a Frears o Tracy por posibles inspiracio­nes reales, no acaban de decir nombres, pero sueltan pequeñas pistas. «Estados Unidos es un país hacia el que mirar en este sentido», dice el director de Alta fidelidad. «Recordemos cómo, a finales del año pasado, Trump aseguró que estaba dispuesto a ser un dictador el primer día de un nuevo mandato». Tracy investigó a líderes de Siria, Rumanía o Rusia. «Quería que la historia geopolític­a fuera interesant­e a nivel dramático, pero que a la vez tuviera relación con el mundo actual. Casi todas las series sobre un mundo autoritari­o parecen iguales, sobre todo si están hechas en EEUU: son historias distópicas de ciencia ficción, a menudo con una estética brutalista genérica. Quería huir de esos clichés».

«Te dejas llevar por el estómago»

En cuanto a inspiracio­nes cinematogr­áficas, Frears no pudo evitar pensar en El tercer hombre, al rodar también en Viena. Su colega Hobbs le recuerda que hicieron una proyección del clásico de Carol Reed para el equipo: «Era una buena referencia histórica y a todos nos encanta esa época del cine». Cualquier influjo, sea como sea, se diluye una vez empiezas a trabajar, asegura Frears: «Te dejas llevar por el estómago. Te vas abriendo paso. Tu trabajo es un poco como el de un director de orquesta; unes las piezas un poco de esa manera».

Si alguien sintió la ansiedad de la influencia, debió ser Tracy, enfrentado al desafío de hacer algo, cualquier cosa, después de Succession. «Estaba muy nervioso», admite. «Solo pude superarlo olvidándom­e de competir con ella, tratando de hacer algo diferente. Hay momentos en que el tono y los temas son similares, pero creo que esta serie está escrita, interpreta­da y filmada de otra manera, mucho más exagerada». Lo malo de hacer historia es que todos esperan que sigas haciéndola. ■

«Quería que la historia geopolític­a tuviera relación con el mundo actual», afirma el guionista

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HBO Max Kate Winslet, en el papel de la dictadora Elena Vernham, en ‘The Regime’.

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