Un documental indaga en la lucha de Marisol por ser Pepa
Blanca Torres presenta ‘Marisol, llámame Pepa’, un trabajo exhaustivo sobre la que fue icono del cine español y luego desapareció voluntariamente de escena.
Ayer tuvo lugar una de las citas más destacadas de la vigésimo séptima edición del Festival de Málaga, el estreno de Marisol, llámame Pepa, un documental de Blanca Torres que busca analizar desde la polifonía y la rigurosidad a «la mujer de carne y hueso en lucha contra el ídolo de masas», amén de un relato de los cambios que atravesaron las mujeres en unos años cruciales.
El 25 de enero de 2020, se iba a entregar el Goya de Honor a Pepa Flores, pero la actriz decidió no acudir y envió a sus hijas a recogerlo. Semanas antes se publicaron todo tipo de especulaciones sobre si la exniña prodigio del cine español, símbolo de toda una época, regresaría finalmente a los flashes de los que había huido hacía años. Finalmente, una vez más, cumplió la promesa que se hizo a sí misma. Entonces, Torres tuvo claro que quería hacer un documental sobre ella. «El hecho de no ir a los Goya la convirtió aún más en referente», asegura la realizadora, que decidió crear, poco a poco, con mucho trabajo de archivo y documentación, «un homenaje a Pepa y también a Marisol».
Marisol, llámame Pepa reivindica la figura de la malagueña como pionera: «Es la mujer que mejor explica la situación de las mujeres en la historia reciente de nuestro país; de niña que fue icono franquista a mujer dueña de su propio destino. Las frases que Pepa decía pueden ser ahora mismo dichas por cualquier mujer: ‘Quiero valerme por mí misma’, ‘estoy buscando mi libertad’, ‘todavía no sé quien soy’...». El largometraje documental está realizado «con la intención de ser visto por todos y todas». «Queremos que lo vea todo el mundo, que la gente joven tenga presente la figura de Marisol y Pepa, y que sepan de la existencia de una persona que decidió, estando en la cima del mundo, cambiarlo todo por el anonimato, porque Pepa ha tenido la oportunidad de ganar mucho dinero pero no ha querido».
«Todas las niñas querían ser Marisol y ella solo quería ser una niña», resume Torres a la perfección, y explica: «La pérdida de la infancia para la malagueña está detrás de muchas de las decisiones que tomó de adulta. Decidió volver a tener una vida lo más parecida a la que tuvo antes de ser Marisol, pero el público prefirió mantener al mito infantil en su cabeza, le costaba digerir que una persona expuesta a los medios durante más de 20 cambiara». «Su don fue su cruz», sentencia la directora.
Operación de ‘merchandising’
Hay un aspecto de la vida de la malagueña que le fascina particularmente a Torres: cómo se consiguió que «aquella niña rubia, con ese aire aflamencado y americano a la vez, con esos trajes tan bonitos y estilizados», conquistara el mundo. «Marisol fue la primera gran operación de merchandising y técnicas de márketing en la historia de España. El despliegue que hizo Carlos Goyanes, su representante, es digno de estudio en las escuelas de Economía», asegura.
A Torres le extraña que siendo Marisol/Pepa Flores una de las personas más retratadas del mundo «todavía no se hubiera realizado un documental con un trabajo de archivo de gran magnitud». Ese ha sido uno de los grandes retos de la producción, que siempre huyó de las reconstrucciones y las recreaciones: «Al ser un personaje de reconocimiento internacional teníamos archivos de todas partes del mundo. Los fans de Marisol nos han ayudado mucho aportando una cantidad ingente de material desde todas partes del mundo; hasta nos encontramos grabaciones de Marisol en bobinas que tuvimos que digitalizar».
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