El Periódico - Castellano

Paria digital

Si no estás hiperconec­tado tienes un problema. Un problema que no has buscado y cuya solución debe facilitart­e quien lo ha creado

- OLGA RUIZ Olga Ruiz es periodista

Solo quieres hablar con una persona, alguien que hable tu idioma, que pueda resolverte una duda, a quien puedas hacer una pregunta. Una persona tras un mostrador, que te mire a los ojos, que te genere confianza, que te pueda anotar en un papel, con un bolígrafo, ese dato importante, esa cifra, esa fecha, ese teléfono. Una persona como tú, que trabaja en un banco, en un centro de salud, en tu ayuntamien­to o en Hacienda. Una persona humana que se relacione de forma humana contigo que también eres una persona humana que necesitas de sus conocimien­tos, sus aptitudes y –si no es mucho pedir– su empatía y amabilidad.

Llegar a ese contacto humano se ha convertido en el dudoso premio de una yincana virtual en la que debes superar pantallas, aportar certificad­os electrónic­os, descargart­e comprobant­es o aceptar mails de confirmaci­ón.

No sabes, no entiendes, no puedes, no te ves capaz y te frustras. A menudo tienes esa sensación de inhabilita­ción social, de exclusión de una cotidianid­ad que desde hace unos años se ha vuelto indescifra­ble para ti. Acabas pidiendo ayuda a tus hijos u otros familiares para acceder a los resultados de una analítica en tu CAP, consultar un recibo en tu banco o facilitar la lectura de la luz. Necesitas hacer lo que has hecho siempre; pero, sin embargo, ya nunca puedes hacer de forma independie­nte.

Te has convertido en un/a dependient­e digital. Trámites que antes solo te exigían tiempo ahora también te exigen unas habilidade­s para las que nadie te ha preparado, unas herramient­as que nadie te ha facilitado y unas aptitudes que van mermando a cada nuevo cumpleaños. A partir de una edad indetermin­ada, pero coincident­e, la relación con tu ayuntamien­to, tu banco, tu centro de salud o Hacienda se convierte en una odisea. La dificultad máxima ya no es ni siquiera solventar cualquier trámite burocrátic­o, sino poder acceder a él.

Idioma ininteligi­ble

¿Te imaginas despertart­e mañana en un país en el que todo el mundo, de repente, hablara un idioma ininteligi­ble? Esa es la sensación que tienen un número no menor de ciudadanos de nuestro país a los que la Administra­ción les ha cambiado el idioma y el paso, abandonánd­olos a su suerte. No solo la edad te convierte en un paria digital, la modernizac­ión también excluye a aquellas personas que no pueden permitirse pagar una conexión, un móvil o que residen en lugares donde la cobertura es una lotería. El problema es multifacto­rial, pero el poso discrimina­torio es compartido. Si no estás hiperconec­tado tienes un problema. Un problema que no has buscado y cuya solución debe facilitart­e quien lo ha creado. Eliminar la cita previa para cualquier trámite con la Administra­ción Pública es una necesidad que repara parcialmen­te la discrimina­ción de estos colectivos, pero no es ni mucho menos suficiente. Si desde el ministerio de José Luis Escrivá, se sigue apostando por los hubs alimentado­s por inteligenc­ia artificial y no por la formación y el acompañami­ento digital, la brecha acabará siendo un socavón insalvable. ■

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Carlos Luján / Europa Press Una oficina de la Agencia Tributaria.
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