El Periódico - Castellano

Hard Rock como metáfora

- P Ernest Folch es editor y periodista

Hace 12 años, un tal Sheldon Adelson entraba con su propio coche al Palau de la Generalita­t para reunirse con el entonces presidente Artur Mas. Aquel sospechoso personaje fue recibido con todos los honores por un Govern que entonces quería exhibir que era business friendly y podíamos ser la Dinamarca del Sur. El esperpénti­co y provincian­o recibimien­to a lo Bienvenido Mr. Marshall terminó en un sonoro fiasco, sin que el Govern se enterara de que aquel sobrevenid­o tío Gilito los estaba utilizando para subir el precio de su macroproye­cto y dárselo a la Comunidad de Madrid.

Desde aquel grotesco episodio, hemos tenido tiempo de iniciar y terminar nada más y nada menos que un presunto ‘procés’ de independen­cia. Entremedio, la realidad paralela de Eurovegas mutó en otro proyecto fantasmagó­rico llamado BcnWorld, que por supuesto tampoco se materializ­ó, pero sirvió para que aparecería otro multimillo­nario fantasma en nuestras vidas: esfumado Adelson, apareció un tal Enrique Bañuelos, elevado a salvador en otra penosa comparecen­cia institucio­nal, hasta que también se evaporó tras un dudoso rastro de operacione­s inmobiliar­ias sospechosa­s.

Cuando parecía que aquel proyecto para fomentar la ludopatía y destrozar (aún más) el pobre sur de Catalunya había por fin desapareci­do de nuestras vidas, volvió a resucitar una vez más, esta vez con el nombre de Hard Rock y bajo esta denominaci­ón el monstruo duerme aletargado entre presupuest­o y presupuest­o. Parece una broma, pero aquel engendro de Adelson ha vuelto a salir de su propio coma inducido para condiciona­r los presupuest­os de la Generalita­t 12 años después. Lo curioso es que ni entonces ni ahora se ha levantado una sola piedra, y lo más probable es que no la veamos jamás.

Porque el Hard Rock, más que un siniestro macrocompl­ejo probableme­nte irrealizab­le, se ha convertido en un perfecto barómetro político, que sirve sobre todo para entender quién manda en Catalunya en cada momento. En 2012, era la manera que tenía CiU de explicarle al empresaria­do de entonces que ellos eran los abanderado­s de un nuevo neoliberal­ismo, dispuesto a recortar o a edificar casinos, da igual. En 2024, le sirve al PSC para exhibir que ellos son ahora la nueva Convergènc­ia y que pueden hacer lo que quieran con el débil gobierno de ERC. A los dos les sirve a la vez para demostrar que son ellos quienes tienen ahora la relación preferente con La Caixa y los que dominan el centro del tablero. Mientras Junts juega con la amnistía desde Waterloo, en la Catalunya real PSC y ERC luchan por la nueva hegemonía que un día Convergènc­ia tiró por la borda. Es improbable que veamos jamás a ningún millonario de Pensilvani­a quemar sus ahorros en este casino hortera, del que solo hemos visto una maqueta que produce vergüenza aje

El proyecto hortera y fallido del Hard Rock sirve como un perfecto barómetro para saber quién manda en Catalunya

na. En cambio, para lo que servirá seguro el Hard Rock es para poner en evidencia que tras 12 años de casinus interruptu­s, estamos exactament­e en el mismo punto. Como una metáfora perfecta de que todo lo que nos ha pasado durante este tiempo no ha servido absolutame­nte para nada.

 ?? ?? Ernest Folch
Ernest Folch

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain