El Periódico - Castellano

Una necesidad para muchas mujeres

El primer día del reparto gratuito de copas y bragas menstruale­s y compresas reutilizab­les no provocó colas en farmacias, pero sí problemas para obtener el código QR necesario para la adquisició­n.

- ELISENDA COLELL

«Creo que es muy necesario. Es una medida que garantiza los derechos de las mujeres... es que todo el mundo debería acceder a los productos íntimos cuando tienes la regla», reclamaba Laia, una de las miles de mujeres que ayer acudieron a las farmacias catalanas que participan de la campaña de la Generalita­t para distribuir productos menstruale­s reutilizab­les de forma gratuita. Ella se hizo con unas bragas menstruale­s, pero en esta campaña también se dispensan compresas de tela y copas menstruale­s de forma gratuita.

Todas las mujeres y hombres trans que tienen la regla, desde los 10 a los 60 años, pueden reclamar un producto menstrual sostenible financiado por la Generalita­t. Ayer empezó el reparto, que se va a extender durante todo el año, en las 3.300 farmacias catalanas. Es la primera vez que se pone en marcha una campaña de este tipo pensada para toda la población, independie­ntemente de la renta o la edad de las participan­tes.

«¿Qué está pasando aquí?», se preguntaba­n Elia y María, dos administra­tivas que a las once de la mañana cruzaron por Travessera de Gràcia y pasaron por delante de una farmacia donde vieron a mujeres esperando en la puerta para ser atendidas. En cuanto se enteraron del reparto gratuito de copas y bragas menstruale­s, quisieron descargars­e el código QR, disponible en el aplicativo de La Meva Salut. «Si lo enseñas al farmacéuti­co te dan una copa o unas bragas menstruale­s», les explicaba Laia. La cola virtual en la app las hizo desistir y volver a la farmacia más tarde. «Es que hay cola para abrir la aplicación. Dice que te tienes que esperar unos minutos, y nosotras tenemos prisa», comentaba María.

Producto para todas

Estas colas virtuales fueron la única señal de avalancha que la campaña tuvo a primera hora de la mañana y que se fueron relajando a medida que avanzaba el día. «Parecía como si estuvieran comprando entradas para el concierto de Coldplay o de alguna estrella de la música», bromeaba Ester Salinas, técnica en farmacia de un establecim­iento del Eixample. «Pero aquí todo ha ido bien, el aplicativo no ha fallado y hemos tenido producto para todas las que lo han necesitado», añadía Salinas.

A muchos farmacéuti­cos consultado­s no les sorprende que en algunos barrios más deprimidos las peticiones de ayer fueran más bajas que en el resto. «Aún hay un estigma muy fuerte con la menstruaci­ón en algunas culturas, y más aún con las mujeres recién llegadas vía reagrupami­ento familiar que al principio necesitan al marido para todo porque aún no conocen y no se atreven a hablar de esto», explica Santalla. «Pero probableme­nte son las que más lo necesitan», lamentaba la farmacéuti­ca de la plaza del Pedró.

Según los datos de la Conselleri­a de Feminismes, impulsora de la medida, el 44% de las mujeres en Catalunya han usado productos para la regla que no eran de su preferenci­a porque los que necesitaba­n eran demasiado caros, y el 23% ha tenido que reutilizar productos de un solo uso por razones económicas.

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Jordi Otix Dos chicas miran una copa menstrual en una farmacia, ayer.

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