El Periódico - Castellano

La Barcelona en positivo de Collboni

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Todo va en positivo. Jaume Collboni le ha dicho a su equipo que Barcelona es sinónimo de cosas positivas y que se acabó regodearse en pensamient­os negativos. Como si el ‘procés’ y Colau fueran cosas del pasado y quisiera asegurarse de que esas ideas erosionant­es han sido superadas. Ahora solo queda el futuro.

Como idea política es válida. Pero se trata de un proceso sustitutor­io que precisa tener los contenidos a mano. Y en eso se ha puesto. La cifra es de 10.600 millones de euros en inversione­s en los próximos 12 años. En una frase ha enmarcado la forma de llenar de proyectos la Barcelona del futuro y durante el tiempo necesario. Como si avisara de que está dispuesto a quedarse al menos tres mandatos. Hombre previsor.

Muchos aseguraron que Collboni iba a ser mejor alcalde que candidato. De hecho, está en ello. Pero no es fácil cambiar la rutina emocional de una ciudad. Recordamos la Barcelona de Pasqual Maragall. Aquello que ocurrió hace más de 30 años a ojos contemporá­neos pudiera parecer que fue fácil. Que todo el mundo perseguía lo mismo con un objetivo parecido. Pero no fue así. Las críticas que recibía el entonces alcalde eran furibundas y retorcidas. Por ejemplo, sobre supuestas recalifica­ciones de terrenos de la ciudad para familias concretas y las críticas de que todo estaba siendo un gran negocio. Sin negar que algún aspecto fue al menos sospechoso, todo perseguía un proyecto positivo y colectivo que al final se convirtió en una idea ilusionant­e. En eso parece dispuesto Collboni. «Son tiempos para dejar de ser negativo con la ciudad», aseveró la semana pasada en uno de los muchos encuentros sociales barcelones­es. Si abandonas la negativida­d, te aferras a la positivida­d.

Barcelona ha soportado, como decíamos, dos losas en su vida social y económica de los últimos 10 años. La primera fue el ‘procés’. La ciudad aguantó la tensión desagradab­le de las manifestac­iones políticas como capital del territorio y su degradació­n fue mayor que en otras zonas. La segunda se trató del modo de retención psicológic­a que aplicó la formación de Ada Colau para que ni se alentaran ni se propusiera­n proyectos que pudieran impulsar nada. Su propuesta siempre fue enfriar la actividad económica para buscar pacificar la ciudad. Pero eso, que en teoría podría tener un sentido, en la práctica resulta un fracaso con riesgos.

Desde un punto de vista sentimenta­l parece que Collboni ha sufrido más a la hora de liberarse de la exalcaldes­a que de las rutinas del ‘procés’, aunque estas sean más profundas que las primeras. Todo el mundo coincide en considerar que su intervenci­ón en la conferenci­a sobre el estado de la ciudad en el Col·legi de Periodiste­s fue provechosa. Convenció y lanzó ese sentido positivo en el que milita. Ahora falta el proceso seductor. ¿Es Collboni un seductor?

La respuesta a esta pregunta debe ser analizada por su equipo. Es un político sólido y escucha. Y un político que escucha, seduce. Pero también es frío. Deberían desmelenar­lo.

Barcelona ha soportado dos losas en los últimos 10 años: el ‘procés’ y la propuesta de Colau de enfriar la actividad económica para pacificar la ciudad

Álex Sàlmon es periodista. Director del suplemento ‘Abril’ de Prensa Ibérica

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Álex Sàlmon

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