«Si no te emocionas con ‘La casa’, es que eres un neumático o una IA»
El actor catalán protagoniza ‘La casa’, de Álex Montoya, sobre el cómic homónimo de Paco Roca. La cinta emocionó a todos ayer en el certamen y ya es firme candidata a premios.
— ¿Han visto Los Planetas la película sobre Los Planetas?
— La vio Jota [cantante y guitarrista de la banda] y de hecho ha venido al estreno. Pero él soñaba con otra película: a él le habría gustado una en plan disco conceptual sobre un personaje al que ha abandonado su pareja y cómo las drogas, la creatividad y el amor pueden encontrar alivio al sufrimiento de la vida. A él no le interesaba una película sobre una banda haciendo un disco, porque, me parece normal, es su día a día, no le parece interesante. Pero yo desde el principio les dije: «Vamos a hacer la película que queremos, con la misma libertad con la que vosotros hacéis vuestros discos. Y si no es así no haremos ninguna película». Aunque no es la película que a él le habría gustado que hiciéramos sé que le ha encontrado muchos logros.
— ¿Y qué tenía esta historia para dedicarle tanto esfuerzo y tiempo?
— Pues varias cosas. Una, mi fascinación por la música. Pensé que este proyecto era una forma de pasar mucho tiempo conviviendo con músicos y a mí me inspira y me ayuda para sacar ideas cinematográficas estar en contacto con gente de otras disciplinas. Y luego otro aspecto que me interesa, la línea granadina, esa línea que va desde Lorca, pasa por Val del Omar, cruza por Morente, Lagartija Nick y va a Los Planetas. Para mí fue un cambio brutal en mi forma de entender el arte y la vida. Esa línea son gente que ha trabajado siempre intentando no repetir modelos manidos, siempre en un p unto de inconformismo, de seguir buscando... Y quería dialogar con esta tradición en la película.
— Segundo premio recupera en muchos momentos esa faceta suya de documentalista.
— Precisamente ahora tengo muchas ganas de hacer documental. De hecho, estoy trabajando en varios, pero en concreto en uno sobre flamenco y modernidad. Sí que hicimos mucho trabajo de documentación y con el equipo de arte para recrear la Granada de aquella época, y hay detalles que los fans de Los Planetas van a reconocer y disfrutar. Por ejemplo, El Planta Baja, que es el local donde hicieron el primer concierto de su historia, se quemó; sigue funcionando pero ya con otra fachada e interior, y nosotros las hemos recuperado. Y la guitarra que toca Dani Báñez [que incorpora a Jota en la película] es la guitarra con la que Jota hizo el disco, los teclados son los teclados que tenía Banin cuando hizo el disco... Y al lado de todo este trabajo superlaborioso, hay otras cosas inventadas, intuitivas o directamente arbitrarias.
— El rock and roll es un trabajo en equipo, como el cine, ¿no?
— No lo había pensado hasta hoy pero Segundo premio es como Lady Halcon, de Richard Donner: ¿se acuerda del lema Están condenados a vivir eternamente juntos y siempre separados? Pues eso les pasa a Jota y a Florent: se necesitan, se aman, se adoran, pero a la vez, todo el rato se quieren separar y no se aguantan más, pero siguen ahí después de 30 años. Los miembros del equipo nos veíamos reflejados: era la historia sobre una banda queriendo hacer un disco, nosotros queríamos hacer una película, intentando llegar a Nueva York para rodar el final cuando había presupuesto igual que ellos consiguieron terminar de grabar y mezclar el disco en Nueva York... Al final, el trabajo en equipo es fundamental en ambos lados.
— ¿Y está indicada Segundo premio para los que no son fans de Los Planetas?
— Claro. De hecho, lo experimentamos ya en el rodaje: en el equipo técnico había gente de otra generación, más jóvenes, o de otros países, que no conocían a Los Planetas y han podido descubrirlos. Y se la hemos enseñado a amigos que tampoco son fans y les ha gustado la película por lo que es, independientemente de que lo que contamos ocurrió así o no.
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— ha gustado muchísimo. El público, hasta la prensa, se ha emocionado.
— La vi en el AVE, muy mal vista, con el móvil y los cascos... Y lloré como un perro, pero lágrimas sanadoras, no de tristeza. Me reventó el alma, y pensé: «Pues tenemos una buena película». Porque la historia que cuenta funciona como un espejo: todas las emociones de estos personajes acaban afectándote como espectador, porque te está tocando a ti, cuando se habla del coche de la familia, del padre, del abuelo... Todas son situaciones cercanas.
— Curiosamente, muchos de los más emocionados durante el pase de la película eran hombres maduros. Parece que La casa está hecha desde cierta sensibilidad masculina.
— Es que es esa cosa masculina generacional por la que nos cuesta tanto decir «lo siento», «perdona», «te quiero», sobre todo a las personas más cercanas. Y Paco Roca, que es un tipo muy sensible desde su masculinidad, lo supo reflejar. Pero, en realidad, si alguien, cualquier persona, hombre o mujer, no se emociona viendo la película, si no se le mueva nada dentro, yo creo que no es una persona, es un neumático o una IA.
— En La casa un grupo de hermanos se reúne para hablar sobre qué se va a hacer con la residencia veraniega de su infancia tras la muerte del padre. Y se hablan de muchas cosas.
— Esta habla de muchas cosas pero a la vez es muy sencilla, no es pretenciosa. En general, aborda cómo resolver las heridas y expone las múltiples facetas curativas que tiene el amor fraternal.
— ¿Qué ha aprendido con esta película?
— Que lo importante es recordar, acordarse de los nuestros aunque a veces sea demasiado tarde. A mi padre se le murió su padre, mi abuelo, y nunca se dijeron «te quiero». Yo a mi hija, de seis años, le digo «te quiero» constantemente, a veces un poco demasiado: «¡Lupe, cómete los macarrones, te quiero!» [Ríe] Es que es lo más importante de todo, el momento, vivir el momento. Nuestros padres no solo nos han dado la genética. Hay una frase muy bonita: «Los padres están educando cuando no saben que están educando».
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