Dos escaños en juego
El president cuenta con el apoyo de 66 diputados, los de ERC y el PSC, y necesita 68. Si con los morados es imposible, tiene cuatro opciones.
Solo dos escaños. Esto es lo que le falta al president de la Generalitat, Pere Aragonès, para aprobar los presupuestos catalanes de este año. Esa es la distancia que le separa de tener cuentas y poder agotar la legislatura hasta el febrero de 2025, o no aprobarlas y complicarse lo que le queda de mandato. Ahora mismo tiene el apoyo de 66 diputados, los de ERC y los del PSC, y necesita llegar a los 68. En el Parlament ya constató el miércoles que se le está complicando la vía más factible, que es la de convencer a los ocho parlamentarios de los Comuns. El desacuerdo sobre el Hard Rock es demasiado profundo. Si con los morados se convierte en imposible, a Aragonès le quedarán cuatro alternativas y ninguna de ellas es fácil.
DOS DIPUTADOS NO ADSCRITOS. / Da la casualidad que ahora mismo el Parlament tiene dos diputados no adscritos que serían suficientes para que Aragonès tuviera presupuestos. Son dos parlamentarios, Cristina Casol (ex de Junts) y Antonio Gallego (ex de Vox), que en su día se pelearon con sus respectivos partidos y que ya no se deben a ninguna disciplina de voto. El Govern no ha querido alimentar hasta ahora esta vía para lograr aprobar las cuentas, aunque se podría permitir buscar el apoyo de Casol, pero difícilmente podría entablar ninguna conversación con Gallego por su condición de exmiembro de un partido de extrema derecha. Aragonès fue partidario, desde el primer día, de forjar un cordón sanitario a Vox.
CONVENCER A JUNTS. / Otra vía sería tratar de convencer a Junts que, con 32 diputados, es el tercer grupo del Parlament. En teoría, no debería ser imposible a tenor de los antecedentes. Mientras la Generalitat fue gobernada por el binomio Junts-ERC, aprobaron juntos las cuentas de 2020 y las de 2022. Desde el partido de Carles Puigdemont se dejan querer: aseguran que si Aragonès avala algunas de su propuesta clave, como la supresión del impuesto de sucesiones, podrían llegar a planteárselo. «Nosotros aquí estamos», dijo ayer en el hemiciclo su líder parlamentario, Albert Batet. Aragonès recogió el guante: «Estoy plenamente dispuesto». Se han citado hoy para intentar un acuerdo.
NUEVE DIPUTADOS DE LA CUP. / En este contexto de incertidumbre, Aragonès también debería poder recurrir a los nueve diputados de la CUP. No hace tanto, este mayo se cumplirán tres años, este partido votó a favor de la investidura del president. ¿Por qué no ahora repetir este apoyo con los presupuestos? El gran problema es que los anticapitalistas se presentan como antagónicos al PSC. Es decir, que si el Govern quiere los votos de la CUP, antes tiene que reconsiderar el pacto que ya tiene con los socialistas. «Lo primero que tendría que hacer es romper el acuerdo presupuestario con el PSC», dijo el martes la diputada Laia Estrada. Y claro, al president no le salen las cuentas. Sumar a nueve votos anticapitalistas para perder a 33 socialistas no tendrían ningún sentido. Pese a todo, Aragonès aún lo intentaba el miércoles: «Este es un buen presupuesto y, si cuenta con su apoyo, aún será mejor».
CUATRO ABSTENCIONES. / Hay una última vía, rocambolesca, pero no imposible: que el Govern logre cuatro abstenciones de algún grupo. Es decir, si Aragonès no consigue los dos votos a favor, le valdría que cuatro diputados se abstuvieran. Con esto, el panel de votaciones reflejaría 66 síes, 65 noes y 4 abstenciones, suficiente para tener presupuestos. Hay algún ejemplo en el pasado que le serviría. Por ejemplo, los presupuestos de 2020 aprobados en plena pandemia salieron adelante gracias a las abstenciones de los Comuns. ■