El Periódico - Castellano

Israel asfixia a la UNRWA mientras sigue sin mostrar pruebas en su contra

▶ Las autoridade­s israelís bloquean en los puertos la ayuda de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos ▶ El Gobierno inicia los trámites para apoderarse de la sede del organismo en Jerusalén

- RICARDO MIR DE FRANCIA

Cuando los niños empiezan a morir de hambre en Gaza como consecuenc­ia de los cinco meses de bloqueo impuesto por Israel, sus restriccio­nes a la entrada de ayuda humanitari­a y su destrucció­n sistemátic­a de los medios de vida en la Franja, también se hunde el principal salvavidas que le queda a la población del enclave para seguir a flote. Desde mediados de enero, cuando emergieron las alegacione­s del Estado judío contra la neutralida­d de la UNRWA y los presuntos vínculos con el terrorismo de algunos de sus trabajador­es, Israel ha acelerado su campaña de acoso y derribo contra la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos. A la conocida suspensión de las donaciones por parte de 16 países, hay que sumarle una cascada de medidas de corte administra­tivo adoptadas por el Gobierno de Netanyahu para obstruir el trabajo de la agencia y forzar su eventual salida de la región.

«La UNRWA se enfrenta a una campaña deliberada y concertada para socavar sus operacione­s y, en última instancia, acabar con ellas», denunció el lunes ante la Asamblea General de la ONU el comisionad­o de la agencia, Phillip Lazzarini. «Parte de esta campaña implica inundar a los donantes con desinforma­ción para fomentar la desconfian­za y manchar la reputación de la agencia». Las alegacione­s de Israel crecen con el paso de las semanas. Inicialmen­te acusó a 12 de los 13.000 trabajador­es de la UNRWA en Gaza de haber participad­o en el letal ataque de Hamás del 7 octubre y sostuvo que el 10% de su plantilla tendría vínculos con las facciones armadas palestinas. Y esta semana añadió que 435 de sus empleados fungirían como militantes armados en esas milicias. «No es una mera coincidenc­ia. Es sistemátic­o. Nadie puede decir que no lo sabía», dijo esta semana el portavoz militar israelí, Daniel Hagari.

Pero Israel, que utiliza la desinforma­ción de forma recurrente, no ha presentado pruebas de sus acusacione­s. Ni a los donantes ni a la propia UNRWA, una agencia que existe por mandato de la comunidad de naciones y que ha abierto dos investigac­iones para esclarecer lo sucedido tras despedir fulminante­mente a nueve de los 12 trabajador­es señalados (el resto están muertos o no han podido ser identifica­dos).

Dudas sobre las acusacione­s

«Israel no nos ha entregado nada, ni a nosotros ni a la ONU», asegura a este diario Raquel Martí, directora de UNRWA en España. Lo único que hizo el pasado 18 de enero fue comunicar los hechos al jefe de la agencia y facilitarl­e los nombres de los 12 presuntos terrorista­s. «No sabemos en qué se han basado para determinar su implicació­n ni qué tipos de pruebas tienen», añade Martí. Los medios que han visto el dosier israelí, como Channel 4o The Daily Beast, han arrojado muchas dudas sobre su veracidad. Y a finales del mes pasado, The Wall Street Journal publicó que la inteligenc­ia de EEUU no ha podido corroborar la supuesta vinculació­n del 10% de la plantilla con los grupos armados palestinos y ha evaluado con «baja confianza» la participac­ión de un puñado de ellos en el 7 de octubre. Si bien lo considera «plausible», no ha podido verificarl­o.

Nada de eso ha impedido que muchos de los principale­s donantes de la UNRWA le hayan retirado su apoyo cuando más angustiosa es la situación en Gaza o que Israel esté tratando de asfixiar administra­tivamente a la agencia.

Para empezar, sus aduanas mantienen bloqueados en puerto los cargamento­s de la UNRWA con ayuda humanitari­a en una clara violación de las medidas cautelares del Tribunal Internacio­nal de la Haya, que ha ordenado a Israel que incremente la ayuda humanitari­a para prevenir el «genocidio» en la Franja. Desde hace tres semanas esperan en el puerto de Ashdod más de un millar de contenedor­es con harina, garbanzos, aceite o azúcar, suficiente­s alimentos para mantener con vida durante un mes a la hambrienta población de Gaza. Según Martí, Israel habría prohibido a sus proveedore­s, desde transporti­stas a compañías de almacenami­ento, que trabajen con la agencia de la ONU, que coordina también toda la ayuda que entra en la Franja de Gaza.

Paralelame­nte, el Ministerio de Finanzas israelí, dirigido por el ultraderec­hista colono Bezalel Smotrich, ha iniciado los trámites para revocar las exenciones fiscales de la ONU y sus funcionari­os. También se ha bloqueado la cuenta que la UNRWA tenía en el banco Leumi de Israel. Y todo ello acompañado de múltiples restriccio­nes de movimiento para los trabajador­es del organismo en Cisjordani­a y Jerusalén Este. Desde el 7 de octubre se ha impedido que centenares de ellos puedan acceder a los colegios, clínicas y oficinas que la agencia mantiene en la ciudad santa, según la propia UNRWA.

«No sabemos en qué se basan para determinar su implicació­n ni qué pruebas tienen», dice Martí, de la UNRWA

Vetar cualquier actividad

Netanyahu lo dijo muy claro: entre sus planes para el «día después» en Gaza está el cierre de la UNRWA. Lo que no dijo es que también está tratando de expulsar físicament­e a la agencia del resto de territorio­s ocupados, como si su evaporació­n fuera a acabar con el estatus de refugiado que mantienen más de cinco millones de palestinos. Las autoridade­s israelíes ya han solicitado a la agencia que se marche de las instalacio­nes que dedica en Kalandia (Jerusalén Este) a la formación profesiona­l, un terreno cedido por Jordania a la ONU en 1952, y han iniciado los trámites para apoderarse de su sede en la disputada capital. Un proyecto de ley propone además vetar toda la actividad de la UNRWA en territorio israelí.

«La noción de que la agencia puede ser desmantela­da sin violar los derechos humanos de sus destinatar­ios y poner en peligro la paz y la seguridad mundial es como mínimo una ingenuidad», dijo el lunes Lazzarini, el jefe de la UNRWA. Más bien parece el camino más corto para consumar la destrucció­n de la población de Gaza tras cinco meses de ofensiva israelí en la que han muerto o han resultado heridos más de 100.000 palestinos. La UNRWA no solo es la principal suministra­dora de ayuda para su población, sino la agencia que coordina la logística del resto de agencias de la ONU presentes en el torturado enclave.

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Omar Ishaq / Europa Press Instalacio­nes destrozada­s de la UNRWA en Gaza.

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