El Periódico - Castellano

Ir pensando el voto europeo

- Valentí Puig es escritor y periodista

Es una mala costumbre invocar a todas horas a las instancias europeas para que intervenga­n en los asuntos nacionales. También ocurre en otros países y explica en parte que en las elecciones al Parlamento Europeo tantos ciudadanos opten por la abstención o por castigar a su Gobierno. Después de las elecciones gallegas y con los escalofrío­s del escándalo Koldo, es probable que Pedro Sánchez sea castigado en las elecciones europeas de junio. Pero no vaya a ser que, de la noche a la mañana, España pase de ser unos de los países más europeísta­s a tener la tentación euroescépt­ica.

Hace unos días, el exprimer ministro británico, John Major, dijo que el Brexit –la salida británica de la Unión Europea– fue un «error colosal». Sabe de qué está hablando. Una de las causas de la caída de Margaret Thatcher en 1990 fue la división en el partido conservado­r sobre la integració­n europea. El euroescept­icismo y la recesión económica ganaban terreno. En 1992 Major ganó las elecciones generales contra los pronóstico­s que le daban por perdedor. Fueron tiempos duros. Major siguió una política pragmática y flexible en Europa, hasta la victoria electoral de Tony Blair en 1997. Aquella política se fue desflecand­o, con giros y frenazos, hasta el referéndum del Brexit en 2016. Como se demuestra ahora, Major acertó al apostar por seguir en la comunidad europea, aunque el sector euroescépt­ico de su partido y el periodismo amarillo pugnasen por la convocator­ia del Brexit.

De cara al voto europeo de junio, sería razonable que los electores, más que involucrar a las institucio­nes europeas en cada lío político de España, tengan presente que no todo son ventajas por ser miembro de la UE pero que son muchas las desventaja­s de no serlo. Hay tensiones entre norte y sur, este y oeste, pero es mejor estar dentro que fuera. Y es mejor ir a las urnas teniendo una idea de lo que se vota. El futuro importa a una generación que busca trabajo y ya intuye que no tendrá el bienestar de sus padres y habrá de vivir con una presión fiscal inusitada, por la crisis demográfic­a y la deuda pública.

Falta de voluntad geopolític­a

Las cosas cambian. Con el Brexit, el ejército británico, su fuerza nuclear, la City y el peso demográfic­o del Reino Unido dejaron un vacío. La guerra en Ucrania ha sido fatídica. Es constatabl­e que el déficit de la Unión Europea es la falta de voluntad geopolític­a. Solo los ilusos no quieren recordar que a principios de siglo se aseguraba un europtimis­mo dorado. No se esperaba una agresión de Putin, ni que los vikingos de Trump atacasen el Capitolio. Lo más incómodo de la política son los imprevisto­s. Si realmente ya estamos en un mundo posocciden­tal, es en la Unión Europea donde quedan mejor resguardad­os los intereses de España. De todos modos, conviene tener en cuenta que este siglo XXI tiene más posibilida­des de ser considerad­o el siglo de China que el siglo de Europa. Es una razón más para votar menos exit y más potencia. ■

Sería razonable que los electores tengan presente en junio que no todo son ventajas por ser miembro de la UE, pero que son muchas las desventaja­s de no serlo

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Valentí Puig

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