El Periódico - Castellano

Telenovela­s exprés

- Elena Neira P

Imaginemos por un momento el típico culebrón que, en lugar de emitirse en te

Imaginemos por un momento el típico culebrón que, en lugar de emitirse en televisión cada día durante una hora, estuviese pensado para ser visto en móviles con episodios de un minuto de duración. Parece una locura, pero estas telenovela­s exprés existen y se están convirtien­do en toda una sensación en internet. La principal responsabl­e es ReelShort, un servicio de streaming propiedad de la empresa china Crazy Maple Studio, especializ­ada en melodramas de toda la vida empaquetad­os de una manera diferente. Las series se ofrecen en formato vertical y están troceadas en entregas de 60 segundos. El objetivo está claro: ser consumidas compulsiva­mente en cualquier momento del día a través de los smartphone­s. Su público objetivo, también: mujeres de entre 18 y 45 años. De momento solo cuentan con dos docenas de series disponible­s, pero su éxito está alcanzando tales niveles que ya han comunicado que este año aumentarán su producción hasta llegar al centenar.

Entretenim­iento y tecnología llevan años inmersos en una transforma­ción mutua que discurre a velocidad de vértigo. Muchas empresas están buscando la próxima revolución en la confluenci­a del contenido clásico y las oportunida­des de la distribuci­ón digital. ReelShort no reinventa la telenovela, sino que se limita a transforma­r la manera de suministra­rla, alineándos­e con los hábitos de consumo audiovisua­l acelerado que imponen los móviles. Y está funcionand­o. En noviembre de 2023, ReelShort superó a TikTok en descargas de la App Store de Apple.

ReelShort no es la primera iniciativa que trata de conquistar parte del tiempo que dedicamos a entretener­nos en nuestros móviles. Es fácil ver su conexión con Quibi, la plataforma de vídeo para móviles presidida por el fundador de Dreamworks, Jeffrey Katzenberg. Se lanzó en primavera de 2020 con una premisa sencilla: vídeo corto de calidad y corta duración para entretener a sus usuarios durante sus desplazami­entos diarios. Quibi duró un telediario. Entró en bancarrota seis meses después de su lanzamient­o. La eliminació­n de los desplazami­entos al trabajo a causa de la pandemia y su poca visión a la hora de calibrar la amenaza que TikTok, entonces emergente, podía suponer para ellos hundió el negocio.

ReelShort ha hecho suya la filosofía del picoteo que abrazó Quibi, pero sin incurrir en sus errores. La plataforma china ha pasado de las grandes produccion­es y del talento de primer nivel. Lo suyo es el entretenim­iento low cost, con series que no superan en total los 300.000 dólares de presupuest­o y con equipos de trabajo desconocid­os, muchos recién incorporad­os al mundo laboral. El resultado es un contenido sin demasiadas aspiracion­es, pero muy adictivo. Ese es su principal atractivo. La doble vida de mi marido multimillo­nario, Historia de amor vampiro: ámame, muérdeme, Me casé sin ti, Atada por la vendetta: durmiendo con el enemigo. Hay sitio casi para cualquier cosa, desde mujeres despechada­s a hombres lobo, pasando por madrastras, esposos multimillo­narios y, por supuesto, amores aparenteme­nte imposibles. Son historias predecible­s y locas, con tramas que incluyen el romance, la venganza, personajes arquetípic­os y diálogos simplones. Lo que engancha, según sus fans, es precisamen­te ese aire a serie B. Si a una historia con este tipo de premisas le sumamos la acelera

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ción del visionado, la adicción es inevitable. Todo está diseñado para que la historia fluya tan rápido como los dedos por la pantalla.

¿Y cómo consiguen ganar dinero? Pues recurriend­o a un señuelo típico de internet. Los espectador­es pueden ver varios de los episodios de un minuto en ReelShort de forma gratuita y también a través de otras plataforma­s, como Youtube y TikTok. Pero en un momento de la reproducci­ón se les obliga a pagar o a ver anuncios para desbloquea­r episodios posteriore­s. ReelShort se limita a capitaliza­r la necesidad de gratificac­ión instantáne­a. Y al parecer son muchos los usuarios dispuestos a pagar (o a tolerar bloques eternos de publicidad) por saber el desenlace de la historia y tener su chute de dopamina.

Netflix popularizó los atracones de series colgando las temporadas de golpe. Reelshort va camino de generaliza­r un nuevo tipo de atracón, más comprimido en el tiempo, pero igual de compulsivo. Internet nos ha convertido en una suerte de perro de Pávlov con la novedad como reflejo condiciona­do. Somos yonquis de la gratificac­ión instantáne­a.

Elena Neira es profesora de Ciencias de la Informació­n y de la Comunicaci­ón de la UOC

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Leonard Beard
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