La sonrisa de Aitana ilumina a un gran Barça en San Mamés
El equipo de Jonatan Giráldez encarrila la eliminatoria con un partido soberbio ante el Athletic. Alexia, que volvía a la convocatoria, no jugó y sí reapareció Rolfö.
Entre golazos llegó la primera conquista culé de San Mamés de la temporada. Las azulgranas tienen el estadio del Athletic Club marcado en rojo en el mapa. El próximo 25 de mayo quieren estar sobre el césped del feudo bilbaíno para la gran final de la Champions. Sin embargo, antes de llegar a esa fecha (para la que aún deben superar dos eliminatorias) la Copa de la Reina les permitió un primer asalto. La ida de las semifinales de la competición copera abrió las puertas del estadio al equipo femenino y, pese a la buena actuación del conjunto local, poco pudieron hacer para oponerse a un Barça que no perdona (0-3).
La resistencia fue constante por parte del conjunto de David Aznar, pero el Barça encontró en la genialidad de Aitana Bonmatí un salvoconducto. La Balón de Oro fue la primera en sonreír sobre el césped de San Mamés. Esta vez de forma pícara, tras levantar la bola a metro y medio de la frontal para hacerla volar por encima de Nanclares con una parábola perfecta. Con la izquierda y un toque sutil, el balón entró llorando mientras a Aitana se le escapaba una sonrisa sutil. De esas de medio lado, que avecinan que lo mejor está por venir.
Está claro que lo de Aitana Bonmatí no es suerte, sino un talento inconmensurable. Su forma de entender el fútbol, el juego y el ritmo es único. Su visión solo da lugar a jugadas excepcionales, de esas que solo se ven en los videojuegos. Y sabemos que no es por fortuna porque las repite una y otra vez. Mientras aún resonaba la acción del tanto que abría la lata para el Barça, Aitana recibió el balón dentro del área y, esta vez con la bota derecha, repetía la parábola que casi desnucó a Nanclares mientras veía que le volvía a superar sin piedad. Por enésima vez la sonrisa volvía a inundar el rostro de la mejor jugadora del mundo.
Y con el Barça respirando tranquilo con la eliminatoria encaminada, el equipo de Jonatan Giráldez siguió construyendo por la banda de Caroline Graham Hansen. La noruega es la futbolista más determinante de este equipo y, como no podía ser de otra manera, la conexión con Aitana es letal. La aliada favorita de la Balón de Oro para crear. Las dos hicieron estragos en un Athletic que contuvo la hemorragia. El equipo azulgrana, pese a llevar la batuta del partido, le costó ubicarse entre las líneas juntas del Athletic.
Sin arriesgar
En un segundo tiempo mucho más pausado y rocoso para las culés, el conjunto de Jonatan Giráldez no quiso arriesgar más de la cuenta. Conscientes del mes de marzo extremadamente exigente que les espera, no hacía falta forzar. La diferencia en el marcador, con los dos goles de ventaja, era más que suficiente para volver al Johan Cruyff, el fortín de este equipo campeón, con una sonrisa a la espera de sentenciar el pase a la final la próxima semana. Sin embargo, este Barça no se conforma. Salma Paralluelo, recién entrada en el terreno de juego casi en el 70, aprovechó un pase apurado de Patri Guijarro para abrir más la herida y sumar el tercero culé.
Mientras la acción se sucedía sobre el césped, Alexia no apartaba los ojos del partido. La capitana estaba por primera vez en el banquillo del Barça como disponible 114 días después de volver a caer lesionada. Todo apuntaba a que San Mamés sería el escenario de su redebut, pero Giráldez decidió no darle entrada, como si hizo con Fridolina Rolfö más de 9 meses después de que fuera operada de la lesión. Si nada cambia, Alexia Putellas volverá a lucir el escudo del Barça en el pecho el próximo jueves en el Johan Cruyff.
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