El poder de estar entre aliadas
Un grupo de socias y colaboradoras de Juno House reflexionan sobre cómo conectar con otras mujeres les ha ayudado a crecer en el mundo de los negocios y sostener la confianza en ellas mismas en un mundo todavía predominantemente masculino.
Trabajan en sectores aparentemente muy alejados entre sí. Una lidera una empresa de cosmética, otra hace documentales y una tercera, cuarta y quinta se mueven en el terreno de la consultoría, del vino y los viajes. Lo que tienen en común es su vocación emprendedora, sus ganas de romper techos y, en un sentido más pragmático, que todas forman parte de un modo u otro de Juno House, un club que solo acepta socias mujeres y que está especialmente pensado para ser «un trampolín para el talento femenino» y un «refugio urbano» al que acudir para rodearse de «compañeras y amigas que inspiren».
Por lo menos, así lo resume Natalie Batlle, quien puso a rodar la iniciativa en 2022 y se ocupa de su dirección. «En estos dos años hemos visto de todo: el poder del woman-to-woman, que la oportunidad es tremenda y que las sinergias ocurren cada día cuando nos encontramos en un espacio seguro e inspirador», reflexiona la misma. A su alrededor, 11 mujeres, la mayoría socias del club, asienten.
EL PERIÓDICO las ha reunido para hablar de liderazgos femeninos, de lo complejo que es llegar y permanecer en lo más alto de la cadena de mando de una gran compañía, de emprendimiento en general y, en definitiva, de cómo lidiar con un mundo aún predominantemente masculino.
Ellas son Ariadna Vallverdú, consultora de Accenture; Laura Guix, fundadora de la agencia Pressego Comunicación; la periodista Charo Sebastián; Andrea Draper, cofundadora de la consultora Octava, y Sonia Muñoz, fundadora de Talented Consulting, por citar algunas. Conocerse, dicen, les ha supuesto entender que el problema viene más de fuera que de dentro, y que, rodeadas de la gente adecuada, se puede llegar casi a cualquier sitio.
«La perspectiva de género en los negocios cambia el negocio, porque las mujeres ponemos la vida en el centro: no construimos compartimentando, no podemos ser exitosas obteniendo solamente una parcela de lo que nos toca», lanza una de ellas. «Aquí no nos hemos empoderado, porque ya veníamos empoderadas; aquí hemos encontrado sobre todo conexiones con otros sectores que no son los nuestros; yo, por ejemplo, he aprendido mucho de finanzas, de creación de marca...», ejemplifica otra.
El club está pensado como «un trampolín para el talento femenino», dice su directora
‘Networking’ y confianza
«Ver a un grupo de mujeres jóvenes hacer esto incentiva porque ves que se puede, que hay referentes mujeres… Esto te anima a seguir esos pasos», añade una tercera. «Es muchísimo más fácil hacer negocio cuando tienes el networking y la confianza», completa una última.
El resumen es que al haber empezado a compartir espacios, inquietudes y proyectos han comenzado a reforzar su confianza personal y a entender que sí que hay espacio suficiente para ellas en el mundo empresarial cuando las reglas del juego son más afines a sus particularidades. De ahí que, al preguntarles qué harían si tuviesen una varita mágica con la que construir un escenario ideal, hablen, sobre todo, de educación.
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