El Periódico - Castellano

«El amor no paga facturas ni cotiza»

El Sindicat de Mares en la Diversitat Funcional ‘ocupó’ ayer el Institut Català de les Dones para reclamar el espacio que les pertenece y se les niega en la agenda feminista.

- HELENA LÓPEZ

Cansadas, cabreadas y condenadas a la pobreza; pero ya ni solas ni calladas. El Sindicat de Mares en la Diversitat Funcional ocupó ayer el Institut Català de les Dones para reivindica­r el espacio que les pertenece y se les niega en la agenda feminista. Exigían reunirse con la consellera de Igualtat i Feminismes, Tània Verge, algo que finalmente ocurrió unas horas después, pasadas las seis de la tarde.

Estas madres habían hecho un esfuerzo titánico para poder salir a la calle y alzar su voz y estaban decididas a no regresar a casa hasta hablar con ella. Son cuidadoras los siete días de la semana, los 365 días del año durante toda la vida de sus hijos con discapacid­ad y grandes dependient­es; una situación que se está llevando por delante su salud física y mental. «Estamos cansadas de ser invisibili­zadas y estamos aquí para decir basta», resumían.

«Estamos aquí por los derechos de nuestros hijos e hijas, pero también por los nuestros», reivindica­ron en la biblioteca de la sede, donde esperaron a la consellera decididas a no retroceder y a que quedase claro que «los cuidados son agenda feminista», y que estos recaigan principalm­ente en las mujeres es también «fruto de siglos de patriarcad­o».

«Hay mujeres que han venido desde la otra punta de Catalunya. No podemos más, queremos compromiso­s. De empatía no vivimos, no queremos más golpecitos en la espalda», insistía. Su eslogan era claro: «El amor no paga facturas ni cotiza».

Cadena de invisibili­dades

«Es una cadena de invisibili­dades. Nuestros hijos son invisibles y eso nos hace a nosotras, sus cuidadoras, también invisibles. Se trata de cuidados y de carga mental, tenemos que estar en la agenda de Feminismes. En la de Drets Socials están nuestros hijos, pero ¿y nosotras? ¿Dónde quedamos? Se aprovechan del amor que sentimos por nuestros hijos. Saben que les vamos a cuidar pase lo que pase, pero la situación es insostenib­le», relataron.

La secretaria de Feminismes, Montserrat Pineda, quien sí acudió al encierro se comprometi­ó a primera hora de la tarde a agendar una reunión en pocas semanas con la consellera y a estudiar sus demandas, todas reconocida­s en la legislació­n. «Las leyes están, falta aplicarlas», explicaron las mujeres, quienes no se conformaro­n con las palabras de Pineda e insistiero­n en que querían hablar con la consellera. «Que no venga ella es el reflejo de nuestra invisibili­zación», decían. Y tan firme era su postura que finalmente arrancaron un primer encuentro con Verge y una reunión, ya formal, el próximo 2 de abril.

Entre la lista de reivindica­ciones del sindicato de madres, cosas tan sencillas como una ventanilla única – «nos pasamos la vida haciendo trámites para nuestros hijos»– o la revisión de oficio de las reduccione­s del grado de dependenci­a de sus hijos al cumplir los 18. «Nosotras lo llamamos el milagro de la Moreneta: al llegar a los 18, nuestros hijos mejoran de golpe», ironizan haciendo referencia al recorte de la prestación que sufren al alcanzar esa edad. ■

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Manu Mitru Miembros del Sindicat de Mares en la Diversitat Funcional.

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