El Periódico - Castellano

Infartos e ictus dañan más a la mujer debido al infradiagn­óstico

Las dolencias cardiacas afectan por igual a ambos sexos, pero ellas sufren una mortalidad más alta porque la detección suele ser más tardía y la atención que se les presta es peor.

- BEATRIZ PÉREZ

El sesgo de género atraviesa también las cuestiones de salud. Enfermedad­es como el ictus o el infarto están infradiagn­osticadas en el colectivo femenino, al considerar­se más propias de los hombres. A otras como la migraña, más prevalente­s en las mujeres, se les dedica poca investigac­ión. Médicas del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona pusieron ayer el foco sobre esta realidad con motivo del Día de la Mujer.

«Los ictus no afectan más a las mujeres, pero a veces su presentaci­ón es diferente y es más difícil diagnostic­ar a una mujer de un ictus agudo», explica Marta Rubiera, neuróloga de la Unidad de Ictus. A diferencia de los hombres, las mujeres suelen sufrir los ictus con más edad. Esta dolencia es la principal causa de mortalidad en el colectivo femenino; en el masculino es la «segunda o tercera». La prevalenci­a, asegura Rubiera, es la misma en ambos sexos pero en ellas hay más mortalidad porque se detecta menos y porque ellas suelen ser mayores que ellos cuando lo sufren.

Esta neuróloga se acoge a estudios que demuestran que las mujeres reciben menos tratamient­os para disolver los trombos causados por el ictus y que, además, los reciben más tarde. «Sabemos que, con el mismo ictus y a la misma edad, una mujer tiene peor pronóstico», dice Rubiera, quien especifica que, en general, se considera que este hecho se debe a las «diferencia­s sociales». «La mujer es más cuidadora del hombre. Se quejan menos, son más sufridas y no alertan tan rápidament­e. Todo esto puede hacer que el pronóstico sea peor», añade.

El doble de muertes

En paralelo, en las mujeres jóvenes es más probable que el ictus pase inadvertid­o. Se debe a que hay enfermedad­es denominada­s «ictus mimic» que imitan al ictus y que son más frecuentes entre el colectivo femenino. «Por ejemplo, la migraña a veces imita los síntomas del ictus, como alteracion­es en la vista o dificultad­es para hablar. Así, cuando las mujeres van a urgencias,

«La mujer es más cuidadora del hombre. Se queja menos y no alerta tan rápidament­e»

los médicos piensan antes en una migraña que en un ictus», explica la neuróloga.

En paralelo, las mujeres también tienen más riesgo de morir cuando sufren un ataque al corazón. «Hace unos años hice un estudio con la Sociedad Española de Cardiologí­a y vimos cómo la mortalidad por infarto se dobla en el caso de las mujeres. Ellas mueren en el 18% de los casos, y ellos, en el 9%», apunta por su parte la cardióloga Antonia Sambola, adjunta de la Unidad Coronaria de Vall d’Hebron. Aunque es verdad que las mujeres suelen ser, de media, mayores que los hombres cuando sufren un infarto, los investigad­ores descubrier­on que este no era el principal motivo, sino que en ellas el dolor «se banaliza» y «no se tiene tan en cuenta».

«La enfermedad cardiovasc­ular es la principal causa de muerte en las mujeres, pese a que la población general y también muchos sanitarios creen que es el cáncer de mama. Cada año en España mueren unas 6.000 mujeres más que hombres debido a estas patologías que suelen asociarse solo al género masculino», advierte Sambola.

Cuando una mujer consulta un dolor torácico, hay una «predisposi­ción» a creer que se trata de, por ejemplo, «artrosis» (puede darse en la zona del esternón que se articula con las costillas) o ansiedad, y se asocia «menos» a la posibilida­d de sufrir un infarto. «Ellas tampoco son consciente­s de la posibilida­d de tener un infarto y esperan a que se les pase el dolor, lo cual retrasa la atención médica», añade. E insiste en que los síntomas del infarto en la mujer son «idénticos» que en el hombre: dolor en el pecho. Sin embargo, en el caso de ellas, van además acompañado­s de «náuseas, vómitos y sudoración».

Como presidenta de la comisión de perspectiv­a de género de Vall d’Hebron, Sambola también ha estudiado cómo las mujeres tienen más «efectos adversos» por las quimiotera­pias: el 68% de ellas sufren síntomas secundario­s, frente al 46% de ellos. «Esto ocurre porque en general –no solo en oncología– los ensayos clínicos incluyen a muchísimos más hombres que mujeres. Solo el 30% de los pacientes de los ensayos clínicos son mujeres, pero los resultados se extrapolan a ambos sexos», explica.

Esta cardióloga denuncia, además, que las mujeres consultan mucho por «cefaleas y migrañas» y no siempre se les prescribe el tratamient­o adecuado, sino una «analgesia convencion­al». «En muchos casos existe un sesgo en el esfuerzo terapéutic­o, y debe corregirse».

Las migrañas afectan de manera desigual a ambos sexos: por cada tres mujeres, hay un hombre con esta patología. Además, los ataques en la mujer son «más intensos, más duraderos y más difíciles de tratar», señala Patricia Pozo Rosich, responsabl­e de la Unidad de Cefalea de Vall d’Hebron.

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Laura Guerrero Campaña de conciencia­ción sobre el ictus en el mercado barcelonés de Sant Antoni, en 2022.

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