«Hay una contraofensiva del sistema patriarcal sobre el feminismo»
Lluïsa Moret, alcaldesa de Sant Boi y presidenta de la Diputación de Barcelona, repasó sus primeras influencias feministas y las experiencias que la llevaron a defender los servicios públicos.
En épocas como la actual, donde el populismo y los discursos antipo
lítica dominan buena parte del panorama mediático y social, nunca está de más echar la vista atrás y repasar el camino recorrido para poner en valor los años de trabajo realizado y los resultados obtenidos. Entre otras muchas reflexiones, la alcaldesa de Sant Boi de Llobregat y presidenta de la Diputación de Barcelona (Diba), Lluïsa Moret (PSC), puso en práctica este ejercicio en una charla el pasado jueves con el director de EL PERIÓDICO, Albert Sáez, en el marco del ciclo de conferencias Afterwork que organiza este diario.
A lo largo de la tarde, Moret recordó las experiencias que, años más tarde, la empujaron a adentrarse en el mundo de la política institucional. Una decisión en la que tuvo especial relevancia su paso por un centro de atención a drogodependientes no mucho más tarde de haberse licenciado en psicología clínica. «Era a principios de los 90, la época dura de la heroína, de las adicciones a sustancias psicoactivas y los opiáceos y, luego, el sida…», explicó la alcaldesa, quién recordó también cómo entonces fueron los ayuntamientos quienes, aun sin competencias, empezaron a desplegar dispositivos para tratar las adicciones.
En su caso, confesó que se puso a llorar con la primera familia afectada que atendió porque «eran contextos y situaciones tan dramáticas que no sabía qué decirles». Pese a ello, terminó trabajando un total de siete años en el mismo centro, una experiencia que Lluïsa Moret definió como «la más importante de mi vida».
«Porque estuve allí, estoy aquí. Aprendí que sería una defensora a ultranza de los servicios públicos tras ver que las personas con recursos se desintoxicaban en una granja privada y las que no tenían morían de sobredosis en un rincón», rememoró Moret justo antes de volver a reivindicar el papel de los dispositivos públicos diseñados por los consistorios.
Su etapa en la ayuda a personas drogodependientes no fue el único viajo al pasado en el que se embarcó Lluïsa Moret durante la conversación en Casa Seat, edificio ubicado en la confluencia entre Diagonal y paseo de Gràcia, a escasos metros, precisamente de la diputación, la otra administración liderada por Moret.
Sus referentes
En la víspera del 8M, Día de la Mujer, la alcaldesa de Sant Boi también se acordó de las primeras que tuvo como referentes. Aquí destacó a su abuela y a su madre. Dos perfiles, dijo, «muy diferentes». Así, su abuela era republicana, se había exiliado y estaba comprometida políticamente. Una mujer «moderna y anticipada a su tiempo» que, la envalentonaba a ella y a su hermana y que llegó a gastarse su pensión de viudedad para que tuvieran el carnet de conducir.
Su madre era una mujer fruto de la dictadura, «más preocupada y con menos ganas de ser rebelde». Sin embargo, destacó también sus esfuerzos para poder llegar a la universidad, siendo ella la primera de su familia que lo logró. Y fue aquí donde se encontró con otra de sus grandes referentes: Victòria Sau, escritora y psicóloga, también conocida por su papel como activista feminista y quien fue profesora de Moret. Una de las «pensadoras feministas más importantes de este país y a la que creo que no se le ha hecho justicia», lamentó Moret.
En materia de derechos de las mujeres, Lluïsa Moret reivindicó todos los avances que se han logrado en los últimos años gracias a la presión política, en el concepto más amplio de esta. Es decir, desde la lucha de activistas o asociaciones vecinales, hasta, también, las políticas públicas llevadas a cabo por ayuntamientos y gobiernos progresistas. «Hay una especie de mancha de aceite que va transformando la sociedad, pero aún quedan muchas cosas por hacer», advirtió la alcaldesa.
Para lograrlo, insistió en la necesidad de unidad dentro del feminismo, que, como todo movimiento social, está compuesto por distintas corrientes. Unas escuelas que, para Moret, deben coexistir «sin perder la perspectiva de que la voluntad es común».
En esta línea, la alcaldesa recordó los intereses de grupos de derecha y ultraderecha para «sobredimensionar» estas diferencias. Unos sectores vinculados al «sistema patriarcal» que, en los últimos años, han protagonizado una «contraofensiva» a la expansión de las ideas feministas. Además, reconoció que estos grupos usan un lenguaje populista y muchos medios para trasladar un mensaje que está calando en la población más joven, que ven los avances en políticas de igualdad de género como «políticas que van en contra de los hombres».
Durante la charla también se trataron otros temas como las potencialidades de Sant Boi de Llobregat y su papel dentro del entorno metropolitano. Entre los hitos más destacados: haber pasado de ser «la ciudad de los locos» a ser el «clúster de Catalunya» de la salud mental, una cuestión que Moret explica con orgullo.
Sequía y presupuestos
No faltaron también algunos de los temas estrella de la actualidad catalana como son la sequía y las negociaciones para los presupuestos. Sobre la primera, Lluïsa Moret incidió en el papel de la diputación para ayudar a los municipios más pequeños en el mantenimiento de la red de distribución para sus vecinos, así como en la necesidad de que las administraciones hagan las actuaciones de forma «proactiva» y no «reactiva», como ha ocurrido con este nuevo episodio de sequía.
Sobre los presupuestos, la alcaldesa de Sant Boi, presidenta de la diputación y vicesecretaria del PSC, defendió que su grupo «ha hecho el trabajo» y criticó que se pusiera el Hard Rock como escollo. «Hemos todo lo posible para que haya presupuestos en Catalunya» y remarcó que es el turno del Govern para «encontrar otros apoyos». ■
Sant Boi ha pasado de ser «la ciudad de los locos» a «clúster de Catalunya», destaca la alcaldesa