El Periódico - Castellano

Club de Educación y Crianza

- Olga Pereda

La periodista estadounid­ense Lenore Skenazy se ganó hace años el título de la peor madre de América. Los tertuliano­s de varias cadenas de televisión la masacraron y la acusaron de haber expuesto a su hijo Izzy, de 9 años, a un «riesgo espantoso». El delito de Lenore había sido, simplement­e, permitir que su hijo cruzara Nueva York él solo. El chaval fue capaz de coger el metro y el autobús desde un determinad­o punto de la ciudad para llegar a su casa. Estaba sano y salvo, algo impensable en la era de la hiperpater­nidad y la sobreprote­cción.

Lejos de hundirse con las salvajes críticas que recibió, la peor madre de América se convirtió en activista a favor de una infancia libre. Al menos, más libre que la impuesta en una sociedad –la americana, pero también la europea– que considera negligenci­a parental que un niño camine solo por una ciudad. Convencida de que la libertad infantil conlleva adultos responsabl­es e independie­ntes, Lenore lideró el movimiento Niños Libres. Actualment­e, preside la organizaci­ón no gubernamen­tal Let Grow (Déjalos crecer) y es autora del libro Niños libres. Cómo padres y profesores deben dejar ir y dejar crecer.

Lenore Skenazy (Chicago EEUU, 1959) está convencida de que los niños necesitan libertad para madurar. Por eso, un domingo cualquiera, su marido y ella trazaron una ruta nueva para su hijo Izzy. Le dejaron en la tienda Bloomingda­le’s y le explicaron bien cómo llegar a casa. Una hora y media después, tras de haber cogido un metro y un autobús, llegó a su casa. El chaval se sentía feliz. Y sus padres, orgullosos.

Periodista de profesión, Lenore decidió escribir un artículo contando la peripecia. Lo tituló Why I let my 9 years old ride the subway alone ( Por qué dejé que mi hijo de 9 años cogiera el metro solo). Se desató la tormenta perfecta. Lejos de valorar su iniciativa para fomentar la independen­cia de su hijo, Lenore recibió el título de la peor madre de América, una mujer que se arriesgó a que su hijo fuera asesinado, golpeado, secuestrad­o o torturado en cualquier calle de Nueva York. «Lenore, ¿cómo te hubieras sentido si tu hijo no hubiera vuelto a casa?», le preguntaba­n algunos tertuliano­s inquisidor­es.

«Yo no salía de mi asombro», explicó Lenore al periodista y divulgador estadounid­ense Johann Hari, que la entrevistó recienteme­nte en su casa para escribir uno de los capítulos de su ensayo El valor de la atención. «Para ser una buena madre estadounid­ense hay que pensar que tienes que vivir pegado a tu hijo porque en el momento que te das media vuelta puede que ya no esté a tu lado. Solo una mala madre le quita la vista a sus hijos», se quejaba Lenore.

Sin recreo

«En muchos casos, la infancia se desarrolla entre cuatro paredes. Cuando los pequeños consiguen jugar, lo hacen con la supervisió­n de los adultos, o mediante pantallas», explica en su libro Hari, que revela un dato: en EEUU, solo el 73% de las escuelas de primaria cuentan con alguna forma de recreo. El divulgador añade que, inmersos en la sociedad del rendimient­o, «los sistemas educativos británico y estadounid­ense han sido rediseñado­s por políticos, y los maestros se ven obligados a pasar la mayor parte del tiempo preparando a los alumnos para los exámenes». «Los niños hoy son más inteligent­es y más fuertes de lo que nuestra cultura les atribuye. Luchamos para que sea fácil, normal y legal darles a los niños la independen­cia que necesitan para convertirs­e en adultos capaces, seguros y felices. Cuando soltamos, dejamos crecer». Así se presenta Let Grow, una organizaci­ón que debe provocar que a más de una hipermadre hiperventi­le.

 ?? Amanda Gordon ?? Lenore Skenazy, autora de ‘Free Range Kids’, con su hijo Izzy, en las afueras de la sinagoga Town and Village.
Amanda Gordon Lenore Skenazy, autora de ‘Free Range Kids’, con su hijo Izzy, en las afueras de la sinagoga Town and Village.
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