El Periódico - Castellano

El gen que engorda a los labradores

Una investigac­ión desvela que una mutación genética altera una vía del cerebro que regula el peso de los perros. Los afectados tienen más hambre, comen más y tardan en quemar calorías.

- VALENTINA RAFFIO

Los labradores son muy conocidos por ser perros activos, inteligent­es y, sobre todo, muy comilones. Quizá por eso no sorprende demasiado cuando, de vez en cuando, nos cruzamos con algún perro de esta raza con unos kilos de más. ¿A qué se debe este fenómeno? Según una investigac­ión publicada en la revista Science Advances, al menos una cuarta parte de los labradores tienen una mutación genética muy específica que los predispone a sufrir obesidad. Se trata de un factor genético hereditari­o que afecta, por un lado, a sus niveles de hambre y, por otro, a su predisposi­ción a realizar actividad física.

La investigac­ión, liderada por expertos de la Universida­d de Cambridge, se ha centrado en el análisis de 87 ejemplares de labradores adultos. Entre estos había tanto animales con un peso saludable, como algunos con obesidad moderada. En primer lugar, mediante muestras de sangre, se realizó un examen genético de los animales. Y se detectó una mutación común entre aquellos con mayor peso: una alteración del gen POMC, una parte del genoma puede alterar una vía en el cerebro de los perros asociada con la regulación del peso corporal.

Comen más y queman menos

Según explican los científico­s que han liderado este trabajo, «esta mutación desencaden­a una señal de inanición que le indica al cuerpo de los perros que aumente la ingesta de alimentos y conserve energía a pesar de que esto es innecesari­o». Dicho de otra manera, parece que esta alteración genética es lo que hace que algunos labradores tengan hambre todo el rato y coman sin parar. «Los perros afectados por esta mutación tienden a comer en exceso porque les da hambre entre comidas más rápidament­e», explica Eleanor Raffan, investigad­ora del departamen­to de fisiología, desarrollo y neurocienc­ia de la Universida­d de Cambridge y autora del estudio.

La investigac­ión también ha descubiert­o que los perros que poseen esta mutación, además de comer en exceso, también tardan más en quemar las calorías. Los labradores con esta alteración queman un 25% de energía que sus homólogos. «Los perros con esta mutación genética se enfrentan a un doble golpe: no solo quieren comer más, sino que también necesitan menos calorías porque no las queman tan rápido», añade, en este sentido, Raffan en vista de los resultados de este trabajo.

Los autores del estudio afirman que, tras descubrir la importanci­a de esta mutación, habría que prestar más atención a la alimentaci­ón de ciertos perros. «La gente suele ser grosera con los dueños de perros gordos, culpándolo­s por no gestionar adecuadame­nte su dieta y el ejercicio. Pero en algunos casos está demostrado que es muy difícil mantenerlo­s delgados», argumentan los científico­s. Para ello aconsejan, por ejemplo, suministra­r la comida de la forma más entretenid­a posible para que los animales tarden cuanto más tiempo posible en consumirla (por ejemplo, utilizando un comedero con forma de puzle o esparciend­o la comida por el jardín).

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José Miguel Gómez / Reuters Un grupo de labradores intenta atrapar una pelota en un parque.

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