Márquez y Acosta anuncian diversión
No parece haber cambiado el escenario. Jorge Martín ganó el sábado y ‘Pecco’ Bagnaia replicó el domingo. Parece 2023, pero Marc Márquez y Pedro Acosta, con su ‘show’, prometen emoción.
Domingo, el día de Dios. Domingo, la carrera que ama el bicampeón italiano de MotoGP. Domingo, el día que Pecco Bagnaia decide sacar todo su armamento y demostrar, de semáforo rojo a bandera a cuadros, que es el candidato nº 1 al título mundial, de nuevo.
Domingo, el día que los demás ven escaparse al jefe de Ducati, cuya moto es, posiblemente (bueno, no, sin duda), una moto única, especial para él. Bagnaia, que estuvo discreto el sábado al esprint, se fue a dormir convencido de que ganaría el domingo. El día del señor. Del señor campeón. «Si alguien lo tiene todo por la mano, somos nosotros», dijo sin soberbia.
Pero entre el sábado y el domingo, Bagnaia, que antes ganaba por bastante más del segundo pelado con el que ayer, en su día, superó al surafricado Brad Binder (KTM), confirmó que este año tendrá más rivales en su sueño de convertirse en tricampeón de la categoría reina «con lo que entrará en el Olimpo de los dioses», según su jefe Davide Tardozzi.
Carrera inteligentísima
Porque tanto Binder, como Jorge Martín (Ducati, 3º), como Marc Márquez (Ducati, 4º), carrera inteligentísima la del ocho veces campeón del mundo, como el atrevido genio de Mazarrón, Pedro Acosta (GasGas, 9º), demostraron ayer que tienen moto, manos, ganas, sabiduría y coraje para, en un campeonato de 42 (bueno, ahora ya 40), complicarle su gesta.
No hubo demasiada carrera, la verdad. Bagnaia, insisto, se escapó, reguló durante las 21 vueltas del GP, apretó de lo lindo en el noveno y décimo giro, donde le sacó medio segundo a Binder, y adiós muy buenas. Ahí acabó la carrera, se dosificó y conquistó el liderato, con dos y tres puntos más que Binder y Martinator, tras el primer combate de la temporada.
Lo demás fue, sobre todo, una demostración de máxima categoría de los dos muchachos que, separados por 11 años, parecen dispuestos a alegrarnos la vida a aquellos que amamos apasionadamente las motos, las carreras y a los tipos como ellos. Márquez, de 31 años, que se ha jugado parte de su fortuna, prestigio e ilusiones en un repentino cambio de moto, dejando la Honda de toda su vida (11 años, con ellos), para volver a sonreír, a disfrutar y a ganar. Y ese niño rebelde, poco manejable, intrépido, de 19 años, llamado Pedro Acosta y apodado el tiburón de Mazarrón.
El ‘rookie’, a por todas
MM93 cumplió lo prometido el sábado por la noche tras debutar con un soberbio quinto puesto. Fue cuarto tras una gran carrera, lamiendo el podio («cuando me he acertado a Jorge (Martín), ha respondido muy bien y yo ya tenía mi neumático delantero para pocas
bromas») y, sobre todo, causando una impresión estupenda, ni siquiera perdiendo la compostura cuando Acosta le pasó como un misil. «Sabía que llegaría», dijo el ocho veces campeón del mundo, «porque el ritmo no era alto y él, como buen debutante, salió a por todas, que es lo que tiene que hacer ¡sí señor! un rookie, luego lo pagó, pero ole por él»·.
Misión cumplida, dijo MM93. «No era el día para arriesgar. Ha sido una carrera de estrategia. Mi estilo, con esta moto, gasta la rueda delantera mucho en circuitos como este. Gran fin de semana, sin caídas, delante, pasándomelo bien y mejorando. Queda todo. Debemos seguir progresando. Estamos ahí, pero Bagnaia sigue siendo la referencia y aún tenemos mucho que aprender y hacer. Cuando toquemos techo, será el momento de ver cómo le sacamos las últimas décimas a esta moto».
Una cosa ha quedado clara en este primer fin de semana de inauguración del Mundial. El veterano campeón y el bicampeón que viene van a marcar terreno en estas primeras carreras y, después, amenazar a los favoritos. Márquez ha podido comprobar, ya en su primer de semana de la nueva era que el cambio de moto ha sido todo un acierto y que, con cuatro o cinco carreras más, puede estar, entonces sí, para subirse al podio. Y Acosta, al margen de asustar a la gente y presentar sus credenciales de bicampeón del mundo, se lo ha pasado en grande, aprendiendo.
«Me lo he pasado muy bien, mucho», reconoció el tiburón. «Hacía tres años que no me lo pasaba tan bien, pues en Moto2 apenas podías adelantar. Y, sí, sí, he recordado mis divertidos tiempos de Moto3 donde la moto me respondía a la perfección y disfrutaba adelantando. Pero... siempre tiene que haber un pero, no podía ser todo perfecto el primer día y he cometido un error de gestión, pues no creo que el bajón fuese cuestión de los neumáticos, sino un poco de todo, consumo, agresividad, no sé, un poco de todo. Pero estoy muy feliz, sí, sí».
Ese Acosta divertido, ese Acosta hambriento, ese Acosta estiloso fue la mejor noticia del primer GP del año, junto al renacimiento de Marc Márquez. ¡Vaya que sí! ■
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