El Periódico - Castellano

J. A. Bayona y la ambición

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La ceremonia de entrega de los Oscar acabó con un paseo triunfal de Oppenheime­r y con una notable decepción para su competidor­a/colaborado­ra en el papel de vitamina reconstitu­yente del cine en salas tras la pandemia, Barbie. La ausencia entre las candidatas de su directora y de su principal protagonis­ta (con Ryan Gosling reluciendo bajo los focos con su I’m just Ken) no solo contrastó con el mensaje de la película, sino que fue ejemplo del camino que a Hollywood aún le queda por recorrer en términos de igualdad de género.

Pero no solo los triunfador­es en términos de estatuilla­s atesoradas merecen comentario. Las tres candidatur­as del cine español (a mejor película en lengua extranjera y mejor maquillaje por La sociedad de la nieve de J. A. Bayona y a mejor largometra­je de animación para Robot dreams de Pablo Berger) son en sí mismas un éxito, no solo por haber llegado al umbral del Oscar sino por lo que pueden significar en términos de ambición y perspectiv­as de futuro para la industria local.

Bayona, perfectame­nte integrado en los engranajes de las produccion­es para el gran público de cine y TV en Estados Unidos, ha trasladado ese modelo a una producción realizada en España y América Latina, con equipos técnicos locales y el apoyo financiero, de difusión y distribuci­ón de un gigante como Netflix. El cineasta espera que los resultados obtenidos (es ya el segundo largometra­je en lengua no inglesa más visto en la historia de esta plataforma, con el primer lugar a tiro) sirvan de ejemplo y tengan continuida­d.

Hasta ahora no ha sido fácil. Le ha costado diez años al cineasta levantar la financiaci­ón de la que ya es la producción española más cara de la historia, con 60 millones de euros. Eso cuando el presupuest­o medio de un largometra­je en España es de 3,5 millones de euros y los de los otros cuatro filmes que compitiero­n con La sociedad de la nieve en los Goya se movieron entre los 1,7 y 4,7 millones. Lo ha conseguido de la mano de una gran plataforma digital que garantiza 260 millones de potenciale­s espectador­es y con una breve ventana previa de exhibición en cines (una y otra cosa marcan también líneas a seguir para una industria audiovisua­l viable).

Sin embargo, no solo el volumen garantiza el éxito: de las únicas ocho películas españolas que han llegado a superar los 20 millones de presupuest­o, solo dos produccion­es de Bayona, una de Amenábar y la animada Planet 51 pueden considerar­se inversione­s rentables. Proyectos mal calculados o con más apoyo de la Administra­ción que visión de mercado se convirtier­on en fiascos. Porque, como argumentó recienteme­nte el director nacido en el barrio barcelonés de la Trinitat, solo si se logra atraer al público, una audiencia «fuerte, estable y consistent­e», habrá los recursos necesarios para desplegar el talento de la cinematogr­afía española y dar músculo a una producción que a su vez atraiga a los espectador­es a las pantallas. Bayona había llegado a pensar que «en esta industria, si quieres contar con un gran presupuest­o, es imposible rodar en español». Quizá no sea esta una condena inevitable. Sea gracias a los horizontes que cada vez abren más las plataforma­s digitales a la internacio­nalización de proyectos en diversas lenguas, o por ejemplos de éxito como La sociedad de la nieve.

DIRECTOR:

La alianza con plataforma­s digitales y la búsqueda del gran público son dos puntales para una industria potente

La opinión del diario se expresa solo en los editoriale­s. Los artículos exponen posturas personales

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