Las quinielas se confirmaron
Del mismo modo que al Almodóvar de Dolor y gloria le tocó lidiar con los
Parásitos de Bong Jong-hoo, y salió perdiendo, a J. A. Bayona le tocó La zona de interés, filme que ha almacenado una notoria reputación desde su presentación en el festival de Cannes del año pasado. Era el enemigo que batir y no pudo ser. También Robot dreams tenía un hueso durísimo de roer en el apartado de animación, ni más ni menos que Hayao Miyazaki, siendo además
El chico y la garza el anunciado testamento del cineasta japonés; ya ganó el Oscar hace 10 años con
El viento se levanta y posiblemente no compita más.
Tampoco Martin Scorsese tuvo mucha suerte. De hecho, no la ha tenido nunca aunque coseche un Oscar a la mejor dirección por
Infiltrados habiendo sido nominado en nueve ocasiones más. Si tan siquiera estuvo seleccionado con Taxi driver, ¿cómo se lo iban a dar por Los asesinos de la luna el año en el que, además, parecía escrito que Oppenheimer iba a arrasar porque, entre otras cosas, levantó junto a Barbie, la otra derrotada casi trágica, los ánimos de las taquillas cinematográficas de medio mundo?
No fue la ceremonia de las sorpresas, precisamente. Oppenheimer mejor filme, dirección y cinco estatuillas más, Emma Stone elegida mejor actriz por su trabajo de moderna Frankenstein en Pobres criaturas –es una opinión, por supuesto, pero no está mejor que la Carey Mulligan de Maestro, la Sandra Huller de
Anatomía de una caída o la Lily Gladstone de Los asesinos de la luna– y Cillian Murphy mejor actor por dar vida a uno de los atormentados diseñadores de la bomba atómica. Partían ciertamente como favoritos, o con considerable ventaja, y nadie logró hacerles sombra.
Barbie se fue de vacío, o contentándose con el Oscar a la mejor canción (la de Billie Eilish), que a tenor de las pretensiones de la película viene a ser lo mismo. Sus nominaciones prometían más, aunque la noticia siempre estuvo en las ausencias de Greta Gerwig y Margot Robbie en la rampa de salida. No creo que sea el mejor de los filmes que ha realizado Gerwig ni la mejor de las interpretaciones efectuadas por Robbie, pero teniendo en cuenta que es la otra película que ha devuelto la sonrisa comercial al cine pospandémico, esas ausencias pueden entenderse en la clave patriarcal habitual de una industria y una academia, las de Hollywood, que siguen dominadas por hombres.
El tema del lobi judío entre los 11.000 académicos es más peliagudo y si era bueno para La zona de interés, Jonathan Glazer lo cuestionó con su speach. De la violencia bélica de nuestro tiempo se ha beneficiado el considerado mejor documental, 20 días en Mariúpol, sobre la guerra de Ucrania. ¿Quién dijo que los Oscar no eran políticos?
Si hay un galardón justo este año es el del mejor sonido para La zona de interés, ya que su trabajo con el sonido fuera de campo, que es el que cuenta realmente el exterminio perpetrado por los nazis, es el que da verdadera entidad a la película.
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