Del efecto Calzona al bonus del presidente
El Nápoles no pierde desde que apostó por el nuevo técnico, que debutó con el Barça (1-1) y tiene ahora el premio del presidente de 10 millones de su presidente si va al Mundial de clubs 2025.
Es nuevo, pero no tanto. Es nuevo Francesco Calzona porque no lleva ni un mes como entrenador del Nápoles ya que debutó con aquel empate con el Barça (1-1) el pasado 21 de febrero, pero conoce perfectamente la casa debido a su condición de segundo entrenador de Sarri (2015-2018) y Spalletti, con quien compartió la temporada 2021-2022.
Siempre ejerció de ayudante. Nunca de jefe como ahora. Pero su impacto en el equipo ha sido casi inmediato por su gran conocimiento de los jugadores y de las entrañas de tan volcánico club. Y no es un efecto real tanto por los resultados (cinco partidos, dos victorias, tres empates y ninguna derrota) sino porque ha reactivado a estrellas que ya tenían la cabeza más allá del sur de Italia.
Incentivo económico
Además, los jugadores tienen un aliciente más. Aurelio De Laurentis, el volcánico presidente y dueño de la entidad napolitana, les ofrece 10 millones de euros si eliminan al Barça hoy, según reveló ayer el diario italiano La Gazzetta dello Sport, para mantener las opciones vivas de clasificarse para el Mundial de clubs que se disputará en Estados Unidos en 2025. Calzona, entretanto, ha fusionado, de nuevo, la potencia africana del nigeriano Victor Osimhen, quien marcó el gol al Barça en la ida, con el guadaniesco talento georgiano de Khvicha Kvaratskhelia. Y el Nápoles que ganó el scudetto la pasada temporada, cimentado en esa pareja de extraordinarios delanteros, ha tenido que recurrir a su pasado.
Orden y pragmatismo
Agotada sin éxito la fórmula de Rudi García, quien nunca entendió al equipo ni al club, y explorada en vano la fórmula de Mazzarri, un viejo técnico del viejo calcio, Calzona ha elegido la vía del sentido común. Nada de inventos tácticos. Viaja con el tradicional 4-3-3, que ha dotado a sus jugadores de un colchón de seguridad, capaces incluso en su debut de sobrevivir a una buena hora inicial del Barça en el estadio Diego Armando Maradona. Luego, de la nada (un disparo a puerta, un gol) halló la recompensa de Osimhen.
Así ha construido el veterano técnico calabrés (55 años) también su excelente obra con la selección eslovaca, que ha guiado hasta la próxima Eurocopa de Alemania. Compagina ambos cargos porque en ambos lugares se valora su sentido pragmático del fútbol. «El equipo ha dado un gran paso. Yo les pido orden a los jugadores y me lo están dando», sostiene Calzona, quien en su estreno ante el Barça tomó ya decisiones de calado.
Con 0-1 en el marcador, y tras el gol de Lewandowski (m. 60), quitó a Kvaratskhelia del campo y puso a Lindstrem (m. 68). Se enfadó el jugador georgiano, aunque su respuesta posterior estuvo después a la altura de lo que le pe
El técnico extrae la mejor versión de Kvaratskhelia: cuatro goles en los tres últimos partidos
día su nuevo entrenador. Se quedó seco ante el Cagliari (1-1), anotó dos tantos en la goleada al Sassuolo (1-6), marcó otro en el triunfo sobre la Juventus (2-1) y firmó el del Nápoles en el empate con el Torino (1-1). O sea, Kvara suma cuatro goles en los tres últimos encuentros. Está en racha.
El mensaje de Calzona caló en ese exquisito delantero georgiano, que sirve de barómetro para constatar el nivel del rival del Barça. Si Kvaratskhelia sonríe, Osimhen, por quien suspira el Paris SG en la nueva vida que proyecta sin Mbappé, es mucho más feliz. «Victor está volviendo a su mejor nivel tras estar un mes fuera por la Copa África», argumentó Calzona, consciente de que esos dos prodigios del ataque pueden tener poco futuro en el sur de Italia porque los grandes clubs europeos se los quieren llevar este próximo verano.
Al técnico del Nápoles, enamorado de la táctica, obsesivo y perfeccionista como siempre fue desde sus inicios hace ahora dos décadas en el Castiglionese, le atormenta que no haya podido cerrar todavía su portería. Ha encajado en cada uno de los cinco partidos. Pocos goles (cinco y uno por encuentro), pero no termina de encontrar la solución a ese problema. Busca Calzona cerrar esta noche esa herida atrás para optar al bonus Laurentis.
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