El Periódico - Castellano

Una bajada de presión del agua impercepti­ble

Alrededor de una treintena de vecinos y comercios de las poblacione­s del área metropolit­ana de Barcelona donde se aplica la medida de ahorro afirman a este diario que no han percibido ningún cambio. «No hemos notado nada», es el comentario recurrente.

- ÀLEX REBOLLO Sant Just Desvern

La mañana del martes era una mañana cualquiera para los vecinos de los municipios del Baix Llobregat en los que el Área Metropolit­ana de Barcelona (AMB) ha empezado ya a aplicar la bajada de presión del agua como medida para tratar de aplacar la emergencia por sequía. «No hemos notado nada». La cita correspond­e a Mireia, vecina y dueña de la pescadería La Platjeta de Cervelló, pero esa misma frase podría atribuirse a la mayoría de cerca de la treintena de vecinos de Cervelló y Sant Just Desvern con los que este diario ha habló ayer.

Restaurado­res, comerciant­es y transeúnte­s coinciden en señalar una situación de completa normalidad en el agua que emana de sus grifos. También vecinos de Begues, otra del total de seis localidade­s afectadas por la reducción de presión, afirman a este diario que no han notado ningún cambio en la potencia del agua: «Todo sigue igual». Con la finalidad de «alargar los recursos en la medida de lo posible por si la situación no mejora a medio plazo», el AMB acordó con los municipios la aplicación de la medida, que el lunes arrancó en las localidade­s de Begues, Cervelló, Corbera de Llobregat, La Palma de Cervelló, Sant Vicenç dels Horts y Sant Just Desvern. Falta por sumarse a la lista Tiana, localidad que se ubica en la parte sur del Maresme y donde la aplicación de la bajada arrancará la semana que viene.

El actual estado de emergencia por la sequía limita el consumo a 200 litros de agua por persona y día, algo que deben controlar los ayuntamien­tos, bajo la amenaza de las multas. Así, estos siete municipios se encontraba­n por encima de este consumo o estaban cerca de alcanzarlo, motivo por el que se acordó esta reducción de la presión. Arnau Cònsul, vecino de Sant Just Desvern y responsabl­e de la librería Cal Llibreter de la misma localidad, explica que se enteró el mismo lunes por la radio de la restricció­n, pero que, al ducharse, no notó «nada». «Esta mañana, al ducharme, ya ni he pensado en ello», comenta el librero. La misma respuesta dan restaurado­res y clientes de la Antiga Granja Carbonell, ubicada a pocos metros de la librería.

De hecho, la gran mayoría de vecinos dicen conocer la restricció­n y su puesta en marcha, ya sea porque se han enterado por la prensa, vía redes sociales, por comunicado­s de los ayuntamien­tos o simplement­e por el boca a boca, pero añaden que han podido hacer un uso completame­nte normal. También alguno de los pocos que desconocía la restricció­n afirma que «he notado la presión normal», como es el caso de Casilda, vecina de Cervelló.

En el momento de anunciar la medida, el AMB ya explicó que, con carácter general, la presión de la red de agua está ya ajustada en la metrópolis de Barcelona a «los límites más bajos que permite el reglamento del servicio metropolit­ano del ciclo integral del agua». Así, añadió que la presión por debajo de estos valores límite del reglamento «puede tener algún efecto en el servicio en función de distintos factores, especialme­nte si se aumenta el consumo respecto al actual», pero que, con un consumo reducido y similar al actual, «las afectacion­es serán mínimas y no destacable­s».

Otras localidade­s

«Si no se nota a nivel usuario, ¿por qué no se ha hecho antes, con lo mal que está la cosa?», se pregunta por su parte Mireia tras el mostrador de la pescadería La Platjeta de Cervelló justo después de probar los tres grifos del local para terminar de cerciorars­e de que, efectivame­nte, no nota la bajada de presión. En caso de continuar la situación actual de sequía, el AMB ya ha dicho que prevé extender paulatinam­ente estas medidas de reducción de presión a otras localidade­s. Aunque la escalada de esta medida, de momento sin afectacion­es para los usuarios, no está programada por ahora en otras urbes.

Joan Bultó, también vecino de

Cervelló y quien vive en un tramo más elevado del municipio, es el único entrevista­do que este martes afirmaba que, desde hacía «dos o tres días», había notado «un poco menos de presión». Aunque no se queja, «si no hay agua, no la hay», comenta Bultó sobre las medidas y restriccio­nes que se han aplicado para tratar de contener los efectos de la sequía. Pese a ello, otros vecinos de la zona, como José Castellote, comentan que en esa zona de la localidad «la presión del agua siempre ha sido muy baja» y que, para él, el agua que sale de sus grifos «estaba igual». Como su vecino, Castellote también se muestra predispues­to a las restriccio­nes

«Si no se nota, ¿por qué no se ha hecho antes, con lo mal que está la cosa?», se pregunta una usuaria

«En los próximos días o semanas se irá tratando de ajustar y acotar más», dice el AMB sobre la medida

«siempre que la caldera se alimente sin problema».

En un origen, el planteamie­nto del AMB era que esta bajada se aplicara de forma más quirúrgica, es decir, que no funcionase en toda la urbe, sino en los barrios o zonas con mayor consumo detectado. No obstante, por ahora, la puesta en marcha de la medida ha sido generaliza­da «en todo el municipio» y «en todos los casos». Así, «en los próximos días o semanas se irá tratando de ajustar y acotar más», añaden.

Consultada­s por este diario hace poco más de un mes, algunas de las urbes sobre la que ya se cernía la bajada de presión apuntaban a un gran número de fugas en el sistema de distribuci­ón de agua como principal motivo por el elevado consumo de agua, unas averías «difíciles de detectar y reparar». Otras añadían a la ecuación el gran número de casas unifamilia­res dentro de su término municipal, algunas de las cuales disponen de jardín y piscina.

 ?? Ferran Nadeu ?? Mireia, vecina y dueña de la pescadería La Platjeta de Cervelló, limpia uno de los mostradore­s con agua a presión.
Ferran Nadeu Mireia, vecina y dueña de la pescadería La Platjeta de Cervelló, limpia uno de los mostradore­s con agua a presión.

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