El orden de los factores
El carril central de la política en Catalunya desde las elecciones de febrero de 2021 lo ocupan, por este orden, el PSC, Esquerra y Junts. Illa ganó en votos, pero empató en escaños con Aragonès, que superó en un diputado a los de Puigdemont. La gobernación pasó por un acuerdo EsquerraJunts que no hizo nada más que evidenciar que, pasado el ‘procés’, ya no tenían argamasa que los uniera. Acabaron como el rosario de la aurora y sin ganas de repetir. El próximo 12 de mayo será importante qué partido quede primero, pero lo que determinará los posibles pactos es el orden de estas tres fuerzas políticas. Si Illa vuelve a quedar primero estará en disposición de pactar con el segundo o con el tercero. Si no queda primero, es muy difícil que participe en ninguna mayoría de gobierno. Para Esquerra, es sustancial quedar por delante otra vez de Junts. En caso contrario a la actual generación de los republicanos se les va a indigestar hacer presidente a Puigdemont o a quien demonios sea su sosia en el mundo real por el que hace ya siete años que no transita.
Lo fácil es decir interesadamente que esto es cosa de dos, no importa cuáles. Cierto que, si alguno de los tres se descuelga, aquí las encuestas serán arma de campaña electoral, el panorama se puede despejar porque al primero se le hará más cuesta abajo lograr la mayoría necesaria. Pero no será nada fácil, en cualquier caso. La repetición electoral no es nada descartable. Y no se enfaden con quien le toca verbalizarlo.
En esta campaña electoral lo que acabará imponiéndose es una doble confrontación entre pasado y futuro y entre bloque de derecha y bloque de izquierda. El independentismo como única frontera de la política en Catalunya ha pasado a mejor vida, de manera que los electores lo tendrán complicado para dirimir cuál es el voto útil para empujar lo que quieren que pase. Antes o después, ahora o en febrero del año que viene, los dilemas serían exactamente los mismos.
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