Las elecciones posponen el pacto de Collboni con ERC
La posición de los Comuns en el Parlament con los presupuestos rearma al alcalde para dejar a Colau fuera del gobierno municipal.
La convocatoria anticipada de las elecciones autonómicas catalanas para el 12 de mayo tendrá un efecto doble en el Ayuntamiento de Barcelona. De entrada, todo indica que retrasará el cierre de un pacto de gobierno que todavía es una hipótesis, pero que parece muy encaminada, entre el PSC y ERC en el consistorio. Resulta prácticamente inviable que esa alianza cuaje mientras socialistas y republicanos están en plena pugna, en precampaña y campaña electoral.
Por otro lado, el hecho de que los presupuestos de la Generalitat para este año no se aprobaran por que los Comuns no los apoyaron carga de argumentos a Collboni para dejar fuera de ese pacto de gobierno al grupo de Ada Colau, Barcelona en Comú, que exige participar de un tripartito de izquierda en la ciudad.
Collboni llevaba meses frenando el ímpetu con el que los Comuns han estado reclamando ese tripartito. El alcalde de Barcelona ha insistido en acordar antes los presupuestos de la capital catalana para 2024. Hace semanas cerró una alianza con ERC sobre las cuentas municipales, derrotadas en otoño por la falta de apoyo de grupos de la oposición, y necesitaba, y necesita, los nueve votos de los Comuns para que sean aprobadas de forma ordinaria, por mayoría en el pleno municipal del 22 de mayo. Pero si no los tiene, cuenta con la opción de recurrir a una cuestión de confianza, que le permitirá, de ser empleada, contar con presupuestos validados a finales de abril sin perder un solo euro de los 3.800 millones previstos en el proyecto.
Un gobierno de 15 concejales
La alianza presupuestaria con los republicanos fue vista como la antesala de un acuerdo de gobierno PSCERC en la ciudad. Ese gobierno a dos ha ido cobrando fuerza, aunque sigue siendo un proyecto. De confirmarse, sería un Ejecutivo local que, con 15 concejales (los mismos que tenía el compartido por Ada Colau y Collboni de mayo de 2016 a noviembre de 2017), no alcanzaría la mayoría absoluta, fijada en 21 ediles, pero le daría aire para gobernar: en estos momentos, los socialistas tienen ocho concejales, si no se cuenta al propio alcalde y a Lluís Rabell, de baja médica. Hay tenientes de alcalde con jornadas de 16 horas que respirarían aliviados si pudieran delegar la dirección de un distrito o la de un área temática. Pero esa solución deberá aplazarse, por lo ya afirmado: no resulta compatible pactar en un lado de la plaza mientras en la otra las dos partes están en plena lucha por los votos.
Collboni no citó ayer a Barcelona en Comú ni a Colau cuando subrayó que el hecho de que la Generalitat no apruebe sus presupuestos deja a la ciudad sin 650 millones de euros. Pero no hacía falta. Colau ha sido señalada por todos como responsable del desenlace autonómico, y por extensión de que también los Presupuestos Generales del Estado hayan quedado aparcados. Y esa imagen ayudará mucho al alcalde cuando alguien le reproche que no quiera a sus antiguos socios de Barcelona en Comú en el gobierno, ahora que se han convertido prácticamente en el emblema de la irresponsabilidad institucional. O por lo menos así lo denuncian sus rivales.
En cuanto a los presupuestos del consistorio, y pese a que el alcalde volvió a pedir apoyo para sacarlos adelante en votación en el pleno ordinario del 22 de marzo, no tendría ninguna lógica que los Comuns, tras romper la baraja en la Generalitat, votaran a favor de los municipales. Por ello todo indica que Collboni recurrirá a una cuestión de confianza.
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