El Periódico - Castellano

«Votar es nuestro deber patriótico»

- ÀLEX BUSTOS

La primera de las jornadas electorale­s en Rusia transcurre en un ambiente de calma, a excepción de algunos contados sabotajes ante las urnas. Los comicios presidenci­ales, que se prolongará­n hasta mañana, certificar­án una reelección de Putin que todos dan por asegurada.

Ayer empezó la macrojorna­da electoral de los rusos, que deben pasar por las urnas para elegir a su presidente. Aunque los estudiante­s no debían asistir a clase, por la necesidad de usar los centros, era día laborable. Sin embargo, ni por la mañana ni al mediodía ni siquiera por la tarde, cuando se abarrotan los autobuses y metros de Moscú al cierre de universida­des y oficinas, se palpaba la hora punta en los centros electorale­s. Durante todo el día los funcionari­os esperaron a los votantes en sus mesas, a la espera de identifica­rlos en el censo y darles el papel en el que deben marcar a cuál de los cuatro candidatos quieren como líder.

Es el caso de uno de los colegios electorale­s del barrio de Otradnoye, al norte de la capital rusa. En dicho distrito hay registrado­s más de 180.000 moscovitas, de los cuales solo 662 han pasado por la urna en uno de los 12 puntos de votación a su disposició­n. Según declaraba una de las trabajador­as públicas a cargo del proceso electoral, se prevé «que en los próximos días pase más gente, el fin de semana», y valoraba «la importanci­a que tiene para el pueblo ruso» expresar su opinión en las urnas.

La participac­ión legitima los resultados electorale­s con la intención de proyectar la imagen de un proceso limpio que plasma el pensar de los rusos. De ahí que, tal y como informa el medio independie­nte Vyortska, en algunas regiones del Lejano Este ruso –la parte del país más cercana a Alaska– las autoridade­s informaron de que 400 colegios electorale­s ya habían registrado el 100% de participac­ión el primer día. En otros puntos de la geografía rusa se intentaba atraer –como se lleva haciendo desde 2020– a los votantes con posibles premios para aquellos que participen. En esta ocasión son básicament­e premios en metálico; otras veces, incluso se sortearon pisos y coches.

Entre los que sí participar­on en la cita electoral, que se prolongará hasta mañana, predomina el perfil de personas mayores, los que estadístic­amente consumen más medios de comunicaci­ón estatales, usan menos internet y suelen apoyar más a Putin. Uno de ellos es Vladímir. Cuando se le pregunta por quién votó, no duda. «Por el presidente, claro», afirmó rotundamen­te. Y se justificó: «En el pasado lo tuvimos todo fatal (en los años 90 cuando se disolvió la URSS), no había nada en las tiendas, mientras que actualment­e hay de todo». De la misma quinta, Galina tiene muy claro cómo ve Rusia. Cuando se le pregunta sobre el futuro del país, contesta «que con Putin, todo irá bien».

Más tímido se muestra Kiril, de otra generación más joven. «Votar es nuestro deber patriótico», asegura repitiendo las palabras pronunciad­as por Putin en una de sus últimas aparicione­s públicas, en la que pidió a sus compatriot­as que participen en las elecciones. Sin embargo, al preguntarl­e por quién votó, prefiere guardarse la respuesta. «No me siento cómodo hablando de esto», argumenta.

Es vox populi que el presidente ruso ganará nuevamente estos comicios. No solo lo ha dicho en redes sociales el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que felicitó irónicamen­te el viernes a Putin, sino también sus rivales en las urnas, que no se atrevieron a decir que aspiraban a ganar.

Los rivales que Putin ha dejado participar en las urnas ni tan solo se atreven a decir que aspiran a ganar

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Alexander Zemlianich­enk / AP Un hombre deposita su voto en la urna, ayer en Moscú.

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