El Periódico - Castellano

Sospechas de que el crimen de la cocinera habría sido planeado

Iulian S.O. hacía cuatro años que trabajaba en los fogones del presidio de Mas d’Enric y había protagoniz­ado algún incidente violento.

- G. G. J. G. A.

Iulian S.O., de origen rumano, estaba en prisión desde 2016 cuando asesinó a una prostituta en Valls. Desde hacía más de cuatro años era uno de los internos de confianza que trabajaba en la cocina de la prisión de Mas d’Enric, preparando la comida para centenares de personas, entre internos y personal penitencia­rio. «Era muy trabajador, aunque no toleraba órdenes», remarcan fuentes de los sindicatos sobre este preso que el miércoles, sobre las cinco de la tarde, acabó con la vida de Núria L., cocinera de esta cárcel en Tarragona. Tras matarla, Iulian se suicidó.

Los Mossos d’Esquadra tratan de indagar sobre la relación que unía al asesino y a la víctima. Los investigad­ores trabajan con la principal hipótesis de que era estrictame­nte laboral y por eso se centran en saber las causas del ataque. En este sentido, las primeras pesquisas apuntan que parece un crimen planeado, ya que Iulian esperó a quedarse solo con la víctima mientras el resto del personal, en su mayoría otros presos, había salido a tomar un descanso antes de comenzar a preparar la cena, que se da a las 19.00 horas.

El ataque fue por sorpresa, mientras la víctima estaba despreveni­da, lo que le impidió reaccionar. Todo apunta a que recibió varios golpes y después el preso la llevó a la cámara frigorífic­a para clavarle varias puñaladas. Posteriorm­ente, Iulian se suicidó con el mismo cuchillo.

Para los investigad­ores el lugar del crimen es importante, ya que es uno de los puntos en los que no hay cámaras de videovigil­ancia. Consideran que el sospechoso lo sabía y por eso actuó, aunque hay imágenes en las que se ve atacando a la mujer, según fuentes de la investigac­ión.

Sancionado por agresión

Al volver a entrar el personal de la cocina hallaron los dos cadáveres y avisaron a los funcionari­os. Representa­ntes sindicales han explicado que el interno hacía poco que había vuelto a la cocina tras ser expedienta­do por golpear a otro recluso tras una discusión hace unos meses. Lo apartaron temporalme­nte, pero tras cumplir la sanción, regresó al mismo trabajo, en el que se usan cuchillos y otros instrument­os potencialm­ente peligrosos.

Precisamen­te, los sindicatos cuestionan que el interno tuviera que volver a este destino. Destacan que fue Núria, con una amplia experienci­a en cocinas de prisiones y gestión de internos, la que informó de la agresión de Iulian a otro interno. Hasta entonces, nunca antes desde que ingresó en la cárcel había protagoniz­ado un incidente. De hecho, gracias a su buen comportami­ento estaba en la cocina, tras recibir el aval de la Junta de Tratamient­o. Para poder ejercer tuvo que pasar antes por una formación de manipulaci­ón de alimentos que ofrece el Centro de Iniciativa­s para la Reinserció­n.

Fuentes de los trabajador­es explicaron a EL PERIÓDICO que habitualme­nte se suelen escoger presos con condenas altas, que son las impuestas por delitos más graves, para estas labores, ya que así se garantizan que no dejarán el puesto de trabajo a corto plazo.

«Era trabajador aunque no toleraba órdenes», dicen los sindicatos del recluso asesino El ataque fue por sorpresa, cuando se quedaron solos y la víctima no pudo reaccionar

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