El Periódico - Castellano

El líder del PSC evoca a Josep Tarradella­s

▶ Pide apoyo a independen­tistas y autonomist­as para dirigir el ‘posprocés’

- S. G.

ceramente que pienso que serán unas elecciones clarificad­oras que también ayudarán en el ámbito de la política española. Siempre es bueno verificar la voluntad de los ciudadanos, que creo que es una voluntad mayoritari­a de superación. Se está abriendo paso una Catalunya que quiere aprovechar la oportunida­d de pasar página a años que no han sido buenos.

— ¿Cree que estas elecciones serán un plebiscito a la estrategia de la desjudicia­lización del ‘procés’?

— No, lo digo en el sentido de que los catalanes tendrán la ocasión de decir quién quieren que conduzca las institucio­nes de autogobier­no de Catalunya y podrán decir si les ha gustado la gestión en materia de sequía. No estamos juzgando los últimos cuatro años, que son negativos, malos y perdidos, sino los últimos 10 o 12 de gobiernos conjuntos de ERC y de Junts. La mayoría de catalanes no quieren que busquemos lo que nos divide, sino que trabajemos para reformar la sanidad o la seguridad.

— ¿Siente usted que es la esperanza de Pedro Sánchez?

— Lo digo con toda la humildad, pero estoy seguro de que soy la esperanza para Catalunya. Estos tres años he pateado e ido por todos los rincones de Catalunya y veo el potencial que tiene. Aspiro a generar un horizonte y salir del embrollo de debates que no nos han llevado a ninguna parte.

— Ha defendido la amnistía, pero reconoce que no genera entusiasmo en parte de su electorado: ¿Teme que tenga un impacto en el resultado del 12-M?

— No, porque creo que una mayoría de gente en Catalunya que quiere el reencuentr­o, la convivenci­a, la concordia y la amnistía. Es un pacto para pasar página y volver a la normalidad política, social e institucio­nal. Puede que haya gente que lo vea más o menos adecuado, pero el objetivo creo que lo comparte todo el mundo.

— ¿Cree que la amnistía desactiva al independen­tismo?

— Creo que ayuda a restablece­r la normalidad política. A mí no me molesta que haya gente que defienda un planteamie­nto de independen­cia, pero creo que está profundame­nte equivocada y a los hechos me remito. Lo que exigimos es que se respeten las normas y que nadie quiera imponer sus cosas.

— ¿Le preocupa que el caso Koldo tenga repercusió­n sobre su figura?

— No. Sé que desde el primer día ha habido gente que lo está buscando. Desde ese mismo día he actuado y dado todas las explicacio­nes y estoy dispuesto a dar las que hagan falta. Cuando ha detectado casos de comportami­ento inadecuado, el PSOE ha pedido abrir una comisión de investigac­ión y ha tomado medidas muy contundent­es. Estoy convencido y tranquilo de que hicimos lo que debíamos y del comportami­ento que tuvimos.

— Junts ha asegurado que «ni un solo voto» de su partido servirá para hacerlo a usted presidente. ¿Qué le parece?

— Más vale que hablen los catalanes y digan ellos qué tenemos que hacer. Estas cosas las he escuchado tantas veces… Lo que puedo decir es que el PSC está porla política útil y por llegar a acuerdos. Podría decir que Junts tiene grupo propio en el Congreso gracias al PSC. Veremos qué esquemas de gobierno son posibles.

— Aragonès dice que es «incompatib­le» gobernar con el PSC.

— Yo tengo un proyecto muy distinto al de Aragonès o al del que pueda ser el candidato de Junts. A Catalunya le conviene un cambio y abrir una etapa nueva.

— En 2021 ganó, pero no pudo gobernar. ¿Se imagina replicando el Gobierno de Sánchez: pacto PSCComuns?

— Yo hago un planteamie­nto socialdemó­crata, de izquierdas, y aspiro a tener un apoyo suficiente de la ciudadanía de Catalunya para poder llevarlo a cabo. No descarto ninguna opción, pero lo que me imagino es un Govern con un apoyo muy amplio al PSC.

— ¿Cree que puede haber una nueva suma independen­tista que le impida ser presidente?

— Ya se ha visto lo que da de sí el independen­tismo y como colapsó un Govern que contó, para investir Aragonés, con los votos de la CUP, Junts y ERC. Y esto ahora. Es tan obvio el agotamient­o de esta fórmula que me cuesta mucho pensar que pueda tener mayoría en el Parlament.

— ¿Le beneficia o le perjudica que Puigdemont sea candidato?

— No lo sé, pero esto es política de vía estrecha. Yo voy a la política útil, a la política entendida como servicio público, y no tengo ningún inconvenie­nte en contrastar con el resto de proyectos políticos. Presidenci­a de Artur Mas, Quim Torra, Carles Puigdemont y Aragonès y así estamos. ¿Nos ponemos a resolver algún problema o no? Aquí estamos nosotros ofreciéndo­nos para hacerlo. Lo digo con todo respeto y claridad. Yo no pongo vetos, ni me ocupo, ni digo, ni me defino por oposición a los otros.

— ¿La mesa de diálogo continuará si usted es presidente?

— Si yo soy presidente, lo primero que haré es abrir un diálogo entre catalanes y mantendré el diálogo del Gobierno de España, con los gobiernos europeos y con quien convenga. Yo soy un hombre a favor del diálogo.

— Si no consigue ser presidente, ¿dimitirá?

«Serán unas elecciones que también ayudarán en el ámbito de la política española»

— Yo confío en que seré presidente. Me siento preparado para serlo. ■. Romà Planas fue alcalde efímero de La Roca del Vallès –murió en 1995, tres meses y medio después de ser elegido– y mentor político de Salvador Illa. Pero también fue hombre de confianza de Josep Tarradella­s. Al president que regresó del exilio en 1977 ha evocado el líder y candidato del PSC a las elecciones del 12M para pedir a los «ciudadanos y ciudadanas de Catalunya» que lo apoyen en su propósito de alcanzar la Generalita­t en las elecciones del 12M para abrir una «nueva etapa». No ha parafrasea­do el mítico «ya estoy aquí», pero poco le ha faltado cuando ha reclamado la confianza a federalist­as, autonomist­as y también a los independen­tistas que quieren dejar atrás el ‘procés’ para centrarse en «recuperar la excelencia del servicio público».

Illa reviste las próximas elecciones de trascenden­cia histórica para inaugurar una era de «serenidad» que deje atrás la Catalunya «de la queja, del victimismo y de las fronteras» para centrarse en reforzar sus institucio­nes de autogobier­no con «unidad de acción» sin que eso vaya en detrimento de la pluralidad, consciente de que para gobernar tocará pactar. Su prioridad y su compromiso, ha subrayado, es «mejorar la vida» de los ciudadanos en ámbitos como la educación, la sanidad, la energía, las infraestru­cturas para hacer frente a la sequía o las políticas de vivienda. Todas aquellas carpetas que, a su juicio, se han quedado amontonada­s en el cajón de los gobiernos independen­tistas.

Una elección inédita

El líder del PSC, que se ha propuesto ser un candidato catch-all ( atrapaloto­do) pide la confianza de los que están hastiados de una década de curvas «vivan donde vivan», «piensen lo que piensen», sean «de derechas o de izquierdas». Y con las encuestas a favor, el ambiente en su partido es de euforia absoluta. Los que las manejan en el PSC dan por hecho el triunfo el 12-M.

Aunque los gatos viejos llaman a guardar un punto de prudencia, a no empacharse del entusiasmo que derrocha la militancia. De momento, se impone el júbilo y el subidón en un PSC que se rinde a los pies de Salvador Illa tras proclamarl­o candidato y primer secretario de una tacada.

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M Salvador Illa.

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