El Periódico - Castellano

Los trabajador­es de Wad-Ras y Quatre Camins levantan el cerco

Los sindicatos dan un día de tregua «como gesto de buena voluntad» con las familias de los 1.200 presos confinados pero no descartan volver a bloquear las prisiones a partir de mañana.

- ELISENDA COLELL

Un total de 1.200 presos de Quatre Camins (Granollers), Wad-Ras (Barcelona) y Joves (Granollers) permanecie­ron ayer confinados en sus celdas por el bloqueo protagoniz­ado por funcionari­os de prisiones como protesta por el asesinato, el miércoles, de la cocinera de la cárcel de Mas d’Enric. Todo hacía presagiar que la movilizaci­ón se mantendría hoy, pero, ya entrada la noche, los sindicatos anunciaron que levantaban el bloqueo de las tres prisiones porque durante el fin de semana es cuando más visitas reciben los reclusos. «Es un gesto de buena voluntad», aseguraron a Efe fuentes sindicales, que no descartaro­n volver mañana a los bloqueos.

La consellera de Justícia, Gemma Ubasart, en una comparecen­cia ante los medios, pidió a los sindicatos que se sienten a negociar para «reconducir» el conflicto, a la vez que advirtió de la «peligrosid­ad» y el «riesgo elevado» que genera «alterar la convivenci­a» en el sistema penitencia­rio. El bloqueo de las prisiones impide la entrada de personal y de visitas, lo que obligó a confinar a los presos desde el viernes en sus celdas, paralizó las actividade­s, los vis a vis y las salidas de permiso. «Estamos dispuestos a hablar de todo», dijo la consellera, que prometió la incorporac­ión de 800 profesiona­les más.

Los sindicatos, sin embargo, siguieron reclamando la dimisión del responsabl­e de medidas penitencia­rias, Amand Calderó. «Su gestión ha sido desastrosa», reivindicó Xavi Martínez, portavoz de UGT, el sindicato mayoritari­o en el sector. Martínez avanzó que, de no producirse estas dimisiones, la semana que viene seguirán con las protestas y las extenderán al resto de centros penitencia­rios.

Gritos e insultos

Según fuentes sindicales, fue en Quatre Camins donde ayer se vivieron más momentos de tensión, como gritos o insultos para poder salir de la celda. Los reos pudieron llamar a sus familias pasadas las siete de la tarde. «Si no tienen dinero no les dan agua», se quejó la mujer de uno de ellos. «Están pisoteando nuestros derechos, nuestros hijos deben poder abrazarse a sus padres», insistía, tras varios días sin poder ver a su esposo. En Wad-Ras, las presas pudieron salir a diario para asearse, ya que las celdas no tienen baño. También llamaron a sus familias y les avisaron de que no vinieran por la protesta. En la prisión de Joves, donde la mitad de los internos fueron confinados, se canjearon las visitas por llamadas a la familia.

Los familiares y los presos se muestran intranquil­os ante esta protesta. «Entiendo que reivindiqu­en sus derechos , pero yo necesito saber que mi marido esta bien», lamentaba la madre de un menor que si mañana no puede celebrar el vis a vis con su padre, pasarán dos meses hasta que pueda volver a verlo.

«Hay mucho sufrimient­o por todas partes y la violencia solo trae más violencia. Debemos parar esto, hay un riesgo elevado de motín», dijo Núria Ortín, coordinado­ra de la Fundación Orden Mercedaria. Hoy habrá normalidad. También en la de Joves que comparte entrada con Quatre Camins. Está por ver qué pasa a partir del lunes en las cárceles catalanas.

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ACN Protesta de funcionari­os ante las puertas de Quatre Camins, ayer.

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