El Kremlin lee la victoria de Putin como un aval para mantener la guerra en Ucrania
▶ Moscú desoye las acusaciones de fraude electoral por parte de la disidencia en el exilio y países occidentales El presidente ruso se da un baño de masas en el aniversario de la anexión de Crimea
Después de tres días de elecciones, el poder ruso estaba ayer de celebración. Ya con el 100% de los votos escrutados, presentó la alta participación, de un 77%, como un gran éxito del presidente Vladímir Putin, apoyado por el 87% de los votos emitidos. Ignorando por sistema las acusaciones de fraude y de falta de oposición real de la disidencia en el exilio y países occidentales, el Kremlin se ve legitimado para seguir luchando en Ucrania en su guerra contra un país que consideran una «amenaza» y un país «neonazi».
Más allá de la euforia por los resultados entre los partidarios de Rusia Unida, la formación política del presidente, ayer no hubo descanso, pues se celebraba el décimo aniversario de la anexión ilegal de la península de Crimea, reconocida como parte de Ucrania por la comunidad internacional. Ante un blindaje reforzado –nada puede arruinar el gran día–, miles de rusos acudieron al concierto-mitin patriótico que recordaba la efeméride y en la que Putin se dio un baño de masas.
«Crimea no es solo un importante territorio desde el punto de vista estratégico, no es solo nuestra historia, nuestra tradición (...). Crimea es principalmente su gente: los crimeos y habitantes de Sebastopol ¡Ellos son nuestro orgullo!», proclamó el presidente ruso, al tiempo que recordó que Crimea es conocida como «un portaviones indestructible» y que los habitantes de la península nunca olvidaron sus vínculos históricos con la madre Rusia, pese a que desde 1945 era parte de Ucrania.
Volver al pasado
Putin, igualmente, tuvo palabras para los residentes en la cuatro regiones ucranianas anexionadas –Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón– cuyo destino, admitió, es mucho más difícil y «trágico». Rusia no controla en su totalidad el territorio de estas regiones. Uno de los que quería participar en el multitudinario acto era Dmitri, que salió de casa vestido según mandan los cánones para una «tarde patriótica»: ondeaba una gran bandera naranja y negra con el rostro de Putin y llevaba una gigantesca «Z» de apoyo al Ejército a la espalda, cual jugador de fútbol. Lamentaba que no pudo entrar porque «había mucha gente» y aseguró que es importante para él la jornada de ayer «por todo el simbolismo». Considera que la anexión de Crimea fue un «primer paso para recuperar lo que fue ruso en el siglo XX y así volver a ser lo que fue Rusia en el pasado». Con algo de ironía, añadió: «Ojalá en el futuro podamos contar con el apoyo de España» en la arena internacional.
En el evento, para el que era necesario contar con una entrada, colaboran muchos voluntarios. A pesar de la clara vertiente política del acto, uno de los voluntarios, Vladímir, explicó que él es «totalmente apolítico» y si se le pregunta qué simboliza Crimea para él, escuetamente dice: «Un lugar cálido». Ayer mismo el ministro de Defensa salió a presumir de los resultados entre los militares que están luchando en la «operación militar especial», tal y como aún siguen llamando a la guerra en el Kremlin. Según sus datos, el 99,27% de los soldados que participaron en los comicios desde el frente dieron su confianza al líder ruso una vez más, que aspira a superar a la zarina Catalina la Grande como uno de los jefes de Estado con más tiempo en el poder. Si en 2030 se presentara de nuevo, Putin habría estado 36 años al timón, más que la mayoría de zares y presidentes del país.
En su celebración del domingo por la noche, el líder ruso, además de agradecer la «confianza» que los rusos han depositado en él, habló de Alekséi Navalni. Era la primera vez que pronunciaba su nombre en público en los últimos 11 años. Antes solía ningunearlo con apelativos como «ese individuo» o «esa persona de la que usted me habla». En el mismo discurso, agitó una vez más la amenaza de un conflicto de grandes dimensiones. Si Occidente envía tropas a Ucrania, eso «nos colocaría a un paso de una tercera guerra mundial a gran escala», algo que, señaló, «no interesa a nadie».
Cita con los opositores
Putin se reunió ayer con los tres candidatos de la oposición sistémica, aquellos que sí pudieron presentarse a los comicios para sumar entre los tres cerca de un 11% de los votos. Los tres ya habían felicitado al presidente ruso entre la noche del domingo y ayer por la mañana. Leonid Slutski, el candidato del partido LDPR, ultranacionalista, declaró que considera una victoria lo que obtuvo en las urnas. Su 3,2% fue el apoyo más bajo del resto de candidatos, que lograron un 3,85% (Vladislav Davankov) y un 4,31% (Nikolai Jaritónov).
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El 99,27% de los soldados que están en el frente dieron su confianza al líder ruso, según Moscú
«Una tercera guerra mundial no interesa a nadie», dice Putin como amenaza a los países occidentales