Llega una creadora libre y salvaje
Creadora: Kat Sadler Estreno: Filmin (19/3/2024) ‘Such brave girls’
Durante el último par de décadas, un ilustre puñado de creadoras han pulverizado los cánones de la femineidad tradicional a través de comedias televisivas libres y salvajes, intentos de recordar que las chicas tienen derecho a portarse mal, a no ser perfectas, a hacer chistes guarros o incómodos. Hay que reivindicar más a menudo Pulling, verdadera revelación de Sharon Horgan casi una década antes de Catastrophe. O seguir hablando de Girls, con sus heroínas complejas, reales, egoístas.
Ahora llega por fin a España Such brave girls, « sitcom familiar sobre el trauma», en palabras de su creadora, la cómica de standup y guionista televisiva Kat Sadler, que conduce a nuevas cotas de descaro esa especie de feminismo sucio televisivo. Como Girls, es una serie de ímpetu confesional con la que su autora pretende convertir sus problemas en comedia y así dejarlos un poco atrás. Hace unos años acabó internada tras un par de intentos de suicidio. Cuando se lo contó a su hermana, Lizzie Davidson, esta le contestó que, bueno, al menos ella no tenía una deuda secreta de… ¡20.000 libras!
En lugar de revolcarse en el dolor, decidieron reírse de sus respectivas situaciones en una serie que escribiría Sadler y protagonizarían ambas. En ella encarnan con curiosa maestría (es su primera vez en pantalla) a Josie (Sadler) y Billie (Davidson), preocupantes hijas de Deb (Louise Brealey), una mujer soltera no por voluntad propia, sino por las chicas que vienen en el pack de salir con ella. Josie carga (o se pone cargante) con el peso de una infancia traumática marcada por la ausencia de un padre que se fue a por bolsas de té y nunca volvió. Billie tiene más energía que Josie, pero se parece a ella en su afición a hacer lo equivocado.
A24 vuelve a acertar
La productora-distribuidora A24 no es infalible ni mucho menos, pero ha vuelto a acertar de pleno apostando por el talento irreverente de Sadler. Ya desde ese título escrito en pantalla con pelos pegados en la ducha, la serie es todo gloriosa suciedad. Hay momentos hilarantes sobre pedos, mocos, caca, pis o escupitajos. O bromas no menos efectivas sobre los temas más inapropiados, como la salud mental, el suicidio, la depresión, el aborto o la religión.
Aunque algo de verdadera tristeza se filtre entre las juntas, sobre todo en el sexto episodio, Sadler nunca se deja llevar del todo por tentaciones dramáticas; por el afán de decirnos que, en el fondo, esto es una serie seria y que sus temas merecen el respeto más solemne. Cada episodio son 24 minutos que se hacen muy cortos, sobre todo a partir del tercero, cuando la serie ya es una máquina perfectamente engrasada. O mejor aún, perfectamente grasienta.
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