El Periódico - Castellano

Las patatas Corominas de Badalona cambiarán de color y ubicación

La facción familiar que ganó el juicio en la Audiencia Provincial por la titularida­d de la marca proyecta un cambio de rumbo para la casi centenaria, y muy popular, firma de aperitivos.

- MANUEL ARENAS Badalona

La famosa marca de patatas fritas Corominas de Badalona mutará de arriba abajo los próximos meses. Su caracterís­tico color rojo pasará a ser azul turquesa y la empresa abrirá un nuevo establecim­iento físico en una céntrica calle de Badalona, ciudad en la que la marca de aperitivos fundada en septiembre del 1928 es uno de sus símbolos locales más emblemátic­os junto con Anís del Mono y el Pont del Petroli.

El trascenden­tal cambio de rumbo de la empresa no responde precisamen­te a un retoque cosmético, sino a un reimpulso de la marca a cargo de la facción de la familia Corominas que ganó, contra la otra parte en que la saga familiar está dividida desde años atrás, un juicio que resolvió definitiva­mente la Audiencia Provincial de Barcelona en julio del pasado 2023, pero que sigue arrastrand­o flecos pendientes entre las dos ramificaci­ones del linaje Corominas.

El volantazo en torno al devenir de la marca lo corrobora a este diario Anaïs Duran Corominas, nieta de Francisco Corominas, quien registró la marca en marzo de 1968: «Queremos seguir con el negocio familiar de las patatas fritas», explica Duran, quien enfatiza que «no buscamos ningún conflicto con la otra parte de la familia». Es a esa «otra parte de la familia» a la que los tribunales reprocharo­n «mala fe» al registrar en 2017 otra marca Corominas que fue declarada nula al ser idéntica –fonética y visualment­e– a la que ya existía desde finales de la década de los sesenta.

Pleito

La heredera –junto con sus dos hermanos– de la titularida­d de la marca, que ejerce de portavoz de la facción familiar que ganó el juicio, asegura que, además del cambio de color de la marca, durante los próximos meses firmará el contrato de alquiler del nuevo establecim­iento en el centro de Badalona y que una nueva fábrica estará operativa en un par de meses en Montcada i Reixac, ciudad que acogerá la sala de máquinas de Corominas. Ello ocurre después de las dificultad­es de la familia para encontrar un lugar en Badalona, ciudad «a la que queremos seguir estrechame­nte vinculados», subraya Duran. Paradójica­mente, el cambio de color de la marca lo efectúan los Corominas que ganaron el pleito sin imperativo judicial alguno de hacerlo, y lo hacen «por razones que explicarem­os más adelante», apostilla Duran.

En cuanto a la histórica fábrica de Corominas ubicada en la calle Miquel Servet de Badalona, la facción familiar que la gestiona y que perdió el juicio, liderada por Joan Corominas (primo de la madre de Anaïs Duran Corominas) y Josep Garcia (cuñado de su madre) como socios de Corominas SL, declina hacer declaracio­nes ante las preguntas de este diario pero sí asume la derrota judicial sobre la titularida­d de la marca, la cual gestionaba­n Corominas y Garcia «a través de un pacto verbal de hace muchos años, cuando las empresas funcionaba­n de otra manera», puntualiza­n.

Aunque todavía es incierto el futuro de la fábrica y de la estructura empresaria­l que hasta la fecha han representa­do en Badalona a la marca Corominas, sí es irrefutabl­e –la sentencia de la Audiencia Provincial es firme– que los tribunales reconocier­on la titularida­d de la marca a la otra facción familiar que hasta ahora no lideraba la empresa. Esta considerac­ión obliga a Joan Corominas y Josep Garcia a «cesar en el uso de la marca para no perjudicar a la reputación de los titulares de la misma», remarcan a consulta de este diario fuentes del despacho Aequo Advocats, encargados de la defensa letrada de los Corominas que ganaron el juicio.

La particular pugna judicial de los Corominas se remonta a abril de 2021, cuando la facción familiar que representa Anaïs Duran Corominas, heredera –cuarta generación de la familia– de la titularida­d de la marca original registrada el año 1968, llevó a los tribunales a la otra parte en que la familia está dividida, la que representa­n Joan Corominas y Josep Garcia, al entender que una nueva marca Corominas que estos habían registrado en el 2017 perjudicab­a sus derechos como titulares de la marca original.

En primera instancia les dio la razón el Juzgado de lo Mercantil número 8 de Barcelona el 1 de abril del 2022, que en una sentencia a la que ha tenido acceso este diario recriminó a los Corominas que habían registrado la nueva marca hacerlo con «mala fe». El juez llegó a esta conclusión aduciendo que el registro de la segunda marca Corominas se produjo «sin conocimien­to ni consentimi­ento» de la titular de la misma –la madre de Anaïs Duran Corominas– y «con claro abuso de confianza», con el objetivo de lograr «previsible­s beneficios» para la sociedad Corominas SL. Dichos «previsible­s beneficios» los dedujo el juez especialme­nte de la vía de venta telemática, muy relevante por el prestigio de las patatas artesanale­s en todo el territorio estatal.

La pugna judicial

se remonta a abril de 2021 y enfrenta a dos facciones de la familia

 ?? Corominas ?? Freidora de patatas de la empresa Corominas.
Corominas Freidora de patatas de la empresa Corominas.

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