El Gobierno enfría la proposición e insiste en reformar el régimen común
Defensa de una negociación multilateral
Poco después de que el president Pere Aragonès reclamase una financiación singular para Catalunya, el Gobierno enfrió la propuesta. Lo hizo, eso sí, evitando cargar contra el dirigente de ERC, porque el Ejecutivo necesita a los republicanos en cada votación del Congreso y la precampaña catalana obliga también a hacer equilibrios para no espantar a una parte del electorado potencial del PSC. Pero tanto la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, como el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, tomaron distancia de un enfoque como el de Aragonés. Este último dejo claro que el «marco» negociador de la financiación tiene que ser con «todas las comunidades». Lo cual, en el fondo, implica que el nuevo sistema no se vislumbre a corto plazo, ya que el PP gobierna 11 de las 17 autonomías y no está por la labor.
«Nuestra voluntad es alcanzar un acuerdo con el conjunto de las comunidades y con el PP para la reforma del modelo de financiación. Estamos en un momento oportuno, porque hay 11 comunidades gobernadas por el mismo color político. Sería deseable que el PP trasladase una posición conjunta», añadió Alegría. El Gobierno insiste en la necesidad de reformar el sistema de financiación de las comunidades de régimen común, que lleva sin tocarse desde 2009. En privado, sin embargo, reconoce que las posibilidades de alcanzar un acuerdo en esta legislatura son prácticamente nulas. Al mismo tiempo, los socialistas evitan molestar en exceso a Aragonès. «Queremos un nuevo sistema de financiación, pero la respuesta tiene que ser multilateral. Las comunidades autónomas tienen sus propias realidades», dijo Pedro Sánchez la semana pasada en el Senado. El Ejecutivo está dispuesto a reconocer «algunas singularidades» de Catalunya, señalan los colaboradores del líder socialista, pero dentro del régimen común.
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