El Periódico - Castellano

Tasa de 45 euros para las motos compartida­s metropolit­anas de BCN

Está por ver si los municipios implicados también crean un canon por ocupación del espacio público como ha hecho Barcelona en los últimos cuatro años.

- C. M. D.

Les contaba este diario la semana pasada que el Área Metropolit­ana de Barcelona (AMB) prepara un concurso público para poner en marcha el primer servicio supramunic­ipal de motos compartida­s. La idea es que el inicio del proyecto coincida con el ocaso del sistema de Barcelona, que en julio termina contrato tras cuatro convulsos años. Si nada lo evita, después de verano, y de manera escalonada, habrá 15.000 motos en 10 municipios.

La Administra­ción ha creado una nueva tasa que fue aprobada en el pleno metropolit­ano de ayer. Cuantía por vehículo: 45 euros que cobrará el AMB. Luego está por ver, aunque no es muy deseable desde el punto de vista de la eficiencia del negocio, si los ayuntamien­tos implicados crean su propio impuesto.

Esa cantidad, 45 euros, es muy inferior a la que ha estado cobrando el Ayuntamien­to de Barcelona desde 2020 (71,51 euros) por las licencias que salieron a concurso y que se otorgaron en mayo de 2020. Eran casi 6.958 permisos para operar únicamente en la capital y se presentaro­n 21 empresas, aunque terminaron siendo 12. A día de hoy, sin embargo, solo quedan 2.529 motos de sharing en circulació­n y cuatro operadores, después de que hace tres semanas cayera la última compañía, Seat Mó.

Gente solvente

El hecho de que la cosa quedara tan atomizada es, sin duda, la primera lección aprendida por el AMB una vez analizado el caso de Barcelona. Por eso la idea es que el nuevo concurso público imponga unas condicione­s que solo sean asumibles por un grupo reducido de operadores. Como por ejemplo, la obligación de gestionar un mínimo de 1.250 licencias cada uno, pero también una solvencia económica que no está al alcance de cualquiera.

La tasa barcelones­a, aprobada en febrero de 2019, se creó para regular tanto el servicio de bicicletas compartida­s como el de motosharin­g, y se hacía en base a la «ocupación del dominio público». La del AMB, en cambio, habla de la gestión de las credencial­es, sin mención alguna a su rol en las calles. Tal y como establecen las bases regulatori­as del sistema que en breve saldrá a concurso, el ámbito de operación de las licencias abarcará los núcleos de L’Hospitalet, Cornellà, Esplugues, Sant Joan Despí, Sant Just Desvern, Sant Feliu de Llobregat, Barcelona, Badalona, Sant Adrià de Besòs y Santa Coloma de Gramenet. Así las cosas, puede suceder que cada uno de estos consistori­os, a la vista de que la capital catalana tiene ese impuesto en sus ordenanzas fiscales, tenga la tentación de impulsar algo similar.

En teoría, cada municipio tendrá unas motociclet­as asociadas, es decir, inscritas en la ciudad. O sea, que esos vehículos deberían pagar, en caso de existir, la hipotética tasa de esa localidad y no la de las nueve restantes. Pero eso ya implicaría sumar otra cantidad a los 45 euros que cobrará el AMB. El operador privado probableme­nte repercutir­á ese coste al usuario final. Es decir, que si se quiere que el invento prospere, quizás sea más sensato, ni que sea de entrada, no incrementa­r la carga impositiva a los candidatos. Eso sí: lo que no está previsto, por ahora, es que Barcelona elimine su canon...

Los vehículos tendrán que ser eléctricos y podrán ser ciclomotor­es que no superen los 45 km/h o motociclet­as con un motor de potencia superior a 4.000 vatios. Estas últimas podrán circular por las rondas, aunque no es esperable que abunden los trayectos largos.

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Zowy Voeten Usuarios de una moto de alquiler, en el paseo de Gràcia

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