«Voy en moto porque a mi padre se le fue la olla y me compró una»
La joven de Gironella (Berguedà) es una de las cinco pilotos españolas que peleará por convertirse en la primera campeona del mundo de motociclismo en la nueva competición femenina. Hace malabares para combinar sus entrenamientos, un trabajo de 40 horas y su último año de carrera. — ¿Cuándo empezó su aventura con las motos?
— Seriamente a los 9 años, pero cuando tenía seis o o siete, los Reyes Magos me trajeron una moto de cross, una 50cc, que yo realmente no había pedido. A mi padre le encantaban las motos, y como yo era muy atrevida, lo probó conmigo. Yo no decía a nada que no. Para mí la moto significaba pasarlo bien el fin de semana en casa de mi abuela, donde había un pequeño circuitillo.
— ¿En qué momento se lo tomó más en serio?
— Empecé en serio también de rebote, yo había hecho cross solo, me había montado en la moto cinco veces contadas, pero mi padre se iluminó y me apuntó a las pruebas de niños pilotos Promo RACC. No me había subido en una moto de velocidad en la vida, pero ese día llovió y las pruebas se suspendieron. Seleccionaron a los elegidos por entrevista, yo les caí en gracia y lo conseguí. Ahí ya empecé a ir en moto de verdad, entrenar y competir. Era malísima. Pero fui mejorando. Empecé a ir rápido de verdad cuando hicimos el salto a la rueda alta.
— ¿Se planteó dejarlo en alguna ocasión?
— Tuve un accidente fuerte en una competición en Estoril [Portugal] y dejé de ir en moto una temporada porque mi padre se asustó. Me caí y me rompí la clavícula. Me quedé inconsciente y no recuerdo nada, me desperté en el hospital. Mi padre quería que lo dejara pero le dije: «¿Perdona? Tú me has metido aquí. ¿Como que ahora no hay motos? Ahora soy yo la que quiere. Haberme apuntado a otra cosa».
«Me gustaría que este Mundial fuera un trampolín para las competiciones mixtas»
— ¿Qué expectativas tiene para esta temporada?
— Voy a correr el primer Mundial femenino. Las pilotos están divididas entre las que opinan que es una gran oportunidad y las que creen que no deberíamos separarnos. Yo soy partidaria de los campeonatos mixtos, de hecho, toda mi vida he corrido con chicos. Empecé a correr solo con chicas después de la lesión para ir recuperando el ritmo y porque era bastante más fácil a nivel económico. En los campeonatos mixtos era más difícil que alguien apostara por mí y me patrocinara.
— ¿Cómo fue correr en una competición femenina?
— Los dos años que estuve en Italia corriendo el campeonato de Europa femenino me abrieron muchas puertas. Siempre digo que podemos correr con hombres porque lo hemos demostrado, pero también soy consciente de que voy en moto porque a mi padre se le fue la olla y me compró una. Pero si las niñas no ven a chicas en moto, es más difícil que algún día digan: «Mamá, quiero una moto».
— ¿Cree que este campeonato demostrará que las mujeres también pueden ser competitivas?
— Sí. Pero me gustaría que esto no fuera una barrera para apartarnos de las competiciones mixtas. Siempre habrá el típico comentario: «Es que no hay chicas que ganen en MotoGP». Claro, pero es que ¿cuántas chicas en proporción a chicos hay? Si solo hay una no puedes pretender que gane siempre a los demás.
— ¿Servirá entonces para equilibrar la presencia femenina en la categoría reina?
— Ese es el objetivo que tendría que tener este campeonato a mi modo de ver. Que el mixto fuera mixto de verdad. Espero que sea un trampolín, no una barrera, para que en un futuro sea más fácil para ellas.
— ¿Es posible dedicarse profesionalmente a las motos?
— No, yo trabajo. Ayer mismo llegué al entrenamiento y le dije al entrenador que no podía más. Trabajo como cualquier persona normal, soy administrativa en una empresa con mis 40 horas semanales y estoy estudiando el último curso de relaciones laborales. Con este ritmo, entreno menos de lo que debería, pero cada día invierto mínimo dos horas de bici, gimnasio o trial. La moto es lo que menos toco, lamentablemente.
— ¿Se puede llegar a vivir de esto?
— Cuando me preguntan cuál es mi sueño la gente siempre cree que diré: «Ser campeona de MotoGP». Pero realmente solo deseo poder llegar a vivir de esto algún día. Me gustaría que los 4 o 5 años de carrera que me quedan me pudiera dedicar al 100% .
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Quedan algunos flecos por decidir, pero finalmente este año se celebrará la primera temporada del Mundial de motociclismo femenino, el Women’s Motorcycling World Championship (WMWC). A partir de junio, 22 pilotos se darán cita en cinco países, con doble prueba en Italia, y un broche de oro en octubre en el circuito de Jerez, para dirimir quién es la mejor piloto del mundo.
«El campeonato femenino no es excluyente, las pilotos que quieran podrán participar en el resto de campeonatos, pero con este proyecto pretendemos crear una base fuerte femenina», dice Gregorio Lavilla, director ejecutivo del WorldSBK (WSBK) y uno de los máximos responsables del desarrollo del campeonato.
Para el estreno se han organizado 12 carreras en seis circuitos. Cada fin de semana se disputarán dos pruebas, una el sábado y otra el domingo, después de una Superpole los viernes y que coincidirán con seis de las rondas europeas del WSBK.
Con una Yamaha YZF-R7
El emparejamiento de competiciones ha sido la solución que han encontrado los organizadores para hacer el campeonato económicamente viable con motos derivadas de producción iguales para todas las participantes, en este caso, una Yamaha YZF-R7.
La organización ha recibido 42 solicitudes de las que se ha elegido a las 22 mujeres, cinco de ellas españolas, que competirán por el título. El precio de la inscripción se ha fijado en 25.000 euros, que además del uso de la Yamaha YZF-R7, incluirá el kit de competición GYTR, los neumáticos suministrados por Pirelli, el combustible, y una misma estructura mecánica con un mismo partner que proporcionará el servicio técnico y mecánico a las pilotos. «Se dará en condiciones de igualdad absoluta para todas», explica Michaël Morel, uno de los responsables de Dorna para el campeonato.
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