El atractivo guardaespaldas de Tamara Falcó
Revuelo en los ambientes del cotilleo televisivo. Tamara Falcó, marquesa de Griñón, ha comunicado en Martínez y Hermanos (Cuatro) que cuando se casó el 60% de los invitados no le hicieron ni un triste regalo de boda. Terrible. Hombre eso le pasa a Tamara por invitar a tanta criatura televisiva, que siempre van de cara al canapé y se ponen a comer a dos carrillos, pero se escaquean del regalito.
Este asunto, evaluado como noticia, es de interés muy reducido. Más interesante es lo que Tamara contó sobre lo mucho que le gustaba un guardaespaldas que tenía cuando era más jovencita. Al parecer era un bodyguard muy atractivo al que Tamara llamaba Elvis, porque se peinaba y se vestía como Elvis Presley. Dijo que le encantaba mucho, por ejemplo, cómo llevaba la pistola.
¡Ahh! Este asunto ha pasado inadvertido. El tema de los guardaespaldas de las jovencitas de la aristocracia fina dan para mucho cotilleo televisivo. Cuando Estefanía de Mónaco se enamoró de su bodyguard Daniel Ducruet, se disparó el consumo televisivo. En cambio, en verano de 2022 Netflix colgó una serie sobre Tamara titulada La marquesa y el resultado fue anodino. Se olvidaron de contratar a Elvis, su guardaespaldas favorito.
QUIM TORRA.– Ha aparecido el expresident Quim Torra en Més 324 (TV3) y Xavier Graset le ha preguntado qué opina de la ley de amnistía. Contestó: «Soy crítico con el pacto que se ha producido (...). Es una forma de meternos en la Constitución española». Y añadió esbozando un rictus triste: «Dentro de la Constitución no hay vida para un independentista». Comprendo su disgusto. En su cosmogonía mental, la autodeterminación por la vía unilateral es el único camino posible. Pero su advertencia «dentro de la Constitución no hay vida» permite matices. Torra desempeñó el cargo de president durante 28 meses, recibió una retribución anual de 122.400 euros hasta finales de 2021 y, dentro de cuatro años, cuando cumpla 65, tiene derecho a una pensión vitalicia de 92.000. También le asiste el derecho a que se le dote de oficina con tres personas a su servicio, coche oficial, chófer y servicio de escolta, como al resto de los otros expresidents. ¡Ah! Aunque los legítimos ideales y ensoñaciones políticas de Torra no se cumplan todavía, su vida dentro de la Constitución no parece excesivamente angustiosa.
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