El Periódico - Castellano

Un regreso con pros y contras

Con su nuevo desembarco en la arena electoral, como líder indiscutib­le de Junts, Puigdemont puede capitaliza­r el éxito de la ley de amnistía. El ‘procés’, no obstante, ya no se vive en Catalunya como en 2017.

- F. M.

Capitaliza­r la amnistía

Carles Puigdemont puede personaliz­ar el éxito de la amnistía, pese a que es fruto de la presión de ERC y de Junts, y del hecho de que sus escaños sean decisivos en el Congreso. Su regreso a Catalunya generará una oleada de apoyo que puede beneficiar­le en términos personalis­tas, ya que Junts hará una campaña plebiscita­ria sobre su figura y definirá el regreso como el del president «legítimo».

Sin el desgaste de la gestión

Puigdemont no se ha visto afectado por los problemas de la gestión del Govern. Desde Waterloo ha podido vivir la política sin tener que tomar decisiones gubernamen­tales. Aragonès no puede decir lo mismo, y en la mesa de los problemas hay cuestiones no menores como la sequía, los pésimos resultados de los estudiante­s según el informe PISA y el malestar de los agricultor­es, entre otros.

La negociació­n con el Estado

Ahora o nunca. El Gobierno del PSOE sigue necesitand­o los votos independen­tistas. Si Puigdemont se presenta y es president, tendrá más fuerza para seguir las negociacio­nes, que dejarían de celebrarse en Bélgica o Suiza y podrían tener lugar en Barcelona. Puigdemont puede tejer una campaña basada en la idea de que si él gana, logrará más réditos que ERC en las negociacio­nes con el Estado.

El PSC es el favorito

El ‘procés’ ya no se vive como en 2017. El PSC es la fuerza favorita para vencer los comicios y la suma del soberanism­o está en duda. Que Puigdemont pueda perder frente a Salvador Illa –un candidato que habla de pasar página al ‘procés’ y no se identifica con el ala catalanist­a que tuvo el PSC– sería un golpe duro en el prestigio de Puigdemont, al que se asocia siempre con victorias electorale­s.

El riesgo de no gobernar

Si Puigdemont no gobierna y previament­e ha dejado la candidatur­a al Europarlam­ento habrá regresado a Catalunya con apoyo independen­tista pero sin poder institucio­nal. Quedaría en una situación poco favorable. Meses atrás, prefería no optar a las elecciones y mantenerse como eurodiputa­do. Con el margen de maniobra que le permitirá la amnistía presentars­e a las catalanas es un riesgo.

Presidir una autonomía

En el mejor de los casos, Puigdemont presidirá una autonomía. Y no habrá logrado el objetivo de hacer efectivo el referéndum del 1-O, al que da validez legal. Será complicado justificar que se amolda a la gestión autonómica a la espera de un referéndum pactado que el PSOE insiste en rechazar. Además, la gestión no sería fácil dado que Junts necesitarí­a el apoyo de ERC y probableme­nte de la CUP.

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