Todas somos Kate
El otro día, hablaba con Oriol Rissech y Mohamad Bitari, dos jóvenes emprendedores que en dos años han montado una editorial llamada Èter, donde abordan temas relacionados con el mundo árabe y el antirracismo. No me pregunten cómo, pero acabamos hablando de Kate Middleton. Es un tema universal. Oriol empezó recordando a Marx, que decía que la historia pasa primero en forma de tragedia y después en forma de farsa.
Pasaron cosas en su momento con Lady Di y parece que hay ganas de que la historia se repita con Kate Middleton. Da la sensación de que nos gustan las mujeres desgraciadas y maltratadas. Sin darnos cuenta, nos colocamos o nos colocan como víctimas, cuando igual Kate está en Balmoral tan tranquila leyendo libros de poesía. Igual es ella la que engaña a su marido y está disfrutando con su amante dándolo todo en una isla perdida del Caribe.
Luego está todo este lío de la foto y los argumentos que dan algunos medios sensacionalistas. He llegado a leer que la princesa hizo un curso de Photoshop hace unos meses. Como si la monarquía británica no tuviera un departamento de comunicación listo y preparado para tunear lo que haga falta. Yo, que no tengo ningún interés por la prensa del corazón, no puedo evitar entrar al trapo y preguntarme dónde demonios está Kate.
Hacemos apuestas con la gente de la editorial y acabamos convencidos de que podría tener un grave problema de salud mental. Que ser inhumana como la reina madre en el siglo XXI es imposible y que lo más probable es que esté recuperándose en un balneario, sin dejar que nadie saque una foto de su triste mirada. Porque al final, es siempre lo mismo. Las mujeres tenemos que estar siempre perfectas y divinas. Nadie habla de la calvicie de Guillermo o de lo feo que puede llegar a ser el príncipe Carlos. Nada de eso importa. Ellos pueden ser feos y tener amantes. Algunos incluso abusar de menores como Andrés. Pero ellas tienen que estar siempre estupendas. Y si pasan por un mal momento o están enfermas, mejor tunear su foto a que se presenten delante del mundo pareciendo demasiado humanas.