Está por ver el fin de la reforma
Muchos asistimos con esperanza al plan de remodelación de la Meridiana y, de hecho, ya disfrutamos del primer tramo ejecutado –Glòries-El Clot– con la supresión de carriles, la incorporación de arbolado y la construcción del carril bici central protegido del tráfico. El cambio de mando en el consistorio trajo preocupación, pero presuponíamos que la clase política progresista estaría a la altura y seguiría la senda del sentido común, sin partidismos, llevando a cabo las transformaciones urbanas que tanto necesitamos. Está por ver.
Afortunadamente, las obras hasta el cruce con Felip II ya habían comenzado y ya están a punto de finalizar. Pero no tenemos noticia de lo que nos espera ahora y nuestra paciencia no está para mayores esperas. Hablo de cuatro quilómetros de vía hasta el puente de Sarajevo (la mitad, elevados sobre muros frente a bloques de viviendas) por la que pasan 45.000 vehículos al día; también de las estaciones de la Sagrera y Fabra i Puig, que utilizan miles de personas, y de los ocho carriles que atravesamos los vecinos y vecinas, que pedimos un mínimo bienestar. Soportar ruido, contaminación, inseguridad vial y aislamiento casa más bien con cierto malestar.
Y mientras se llevan la culpa unos presupuestos fallidos, nos piden responsabilidad democrática convocándonos a elecciones. ¿Y a nosotros ? Caso omiso. Por eso, con toda la humildad que comporta la reivindicación de la mejora de una calle, defendamos una Meridiana en la que vivir y convivir; de todos y para todos; despierta; una Meridiana que respira.
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